44 noches consecutivas con el ruido del volcán acompañando incesantemente las noches de los palmeros más próximos a la erupción
La noche en los núcleos cercanos al volcán de La Palma en Cumbre Vieja tiene un denominador común, el ruido del volcán que no cesa.
Las calles se van vaciando progresivamente mientras la noche cae y la ceniza, que estos últimos días se ha convertido también en protagonista, provoca una neblina como si de una nube baja se tratase y se instalase entre la noche.
Algunos vecinos pueden dormir, pero otros acuden a un lugar ya muy conocido, la plaza de la Iglesia de Tajuya, donde pueden ver la fuerza del volcán.
Las autoridades han informado de que las lanzaderas turísticas que llegaban a la plaza de la Iglesia de Tajuya para ver el volcán habilitadas en el puente de Todos los Santos tuvieron 5.000 usuarios, lo que prueba que el sistema, que se podría utilizar más adelante, «dio resultado».
Un ruido del volcán que acompaña ya 44 noches a los vecinos de los municipios más próximos al volcán de Cumbre Vieja.
Los palmeros pueden estar empezando a tener consecuencias en la salud motivados por el ruido del volcán. La ansiedad y no poder dormir son algunas de las consecuencias más inmediatas del constante ruido que procede del volcán.
