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29 marzo 2024 12:40 pm

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El virus no se contagia a los precios

Canarias presentaba, a priori, los ingredientes para la tormenta perfecta: dependencia del exterior, merma en las conexiones de las redes de suministro y preocupación inicial entre la población con el estado de alarma. Lo cierto es que el ataque del Covid-19 no ha supuesto, al menos hasta la fecha, una variación significativa en el precio de la cesta de la compra. Ni sube ni baja. Palabra de patronal, Gobierno y consumidores.



A la declaración del estado de alarma y el confinamiento le siguieron, en primer lugar, un acto reflejo mimetizado por muchos canarios: compras convulsivas de papel higiénico y de legumbres. Tras dos semanas de locura, normalización; y ahora, los primeros síntomas del freno en el consumo, seguramente alentado por la destrucción de empleo.



Sea como fuere, los precios siguen ahí, inmutables. Lo dice la Dirección General de Comercio del Gobierno canario, lo reafirma la patronal del sector de los supermercados y las grandes superficies y lo sostienen también las asociaciones de consumidores. Puede que todo sea una leyenda urbana o puede que, para producirse estas alteraciones, aún toque esperar.



El estudio del Istac



Los últimos datos públicos conocidos proceden del Istac y datan de finales de 2019. Entonces ya se sabía que la cesta de la compra más barata se podía hacer en Gran Canaria, si bien el Covid-19 aún no se había presentado en nuestras vidas. Por aquel entonces, las bebidas no alcohólicas, los productos lácteos, quesos y huevos, los panes y cereales y los artículos para el cuidado personal eran más baratos en la isla redonda que en el resto de la comunidad. Como se podrá imaginar, fustigadas por la doble insularidad, las islas de El Hierro y La Gomera se encontraban al otro extremo del ranking.



“Prácticamente no hemos recibido ninguna queja ante una supuesta subida de precios”, afirma el director regional de Comercio y Consumo, David Mille. “Nos han llegado tan sólo dos incidencias: una queja desde La Graciosa por que un colectivo detectó una subida y otra lanzada desde el Colegio de Farmacéuticos de Tenerife, alusiva al precio de geles y alcohol. Poco más”, insiste.



Mille aclara que “la comunidad no tiene autoridad en la regulación de precios de alimentos porque estamos en un mercado que se rige por la libre competencia, salvo cuando hablamos de algunas tarifas públicas. Por ejemplo, las tarifas de taxi o del agua. En todo lo que salga de ahí, prima el criterio de cada empresario y lo que determine la Comisión Nacional de la Competencia”.



Eso sí, puntualiza que “tras el decreto del estado de alarma, el Ministerio de Sanidad se arrogó para sí el control de posibles incrementos de precios en alimentos de primera necesidad y cierta capacidad para intervenir. A nosotros no nos consta que se haya tenido que actuar en este sentido en Canarias”.



En esta línea, Mille propone que si alguien percibe alguna alteración -se entiende que al alza- lo que tienen que hacer los clientes es ponerse en contacto con nosotros o avisar directamente a la policía para que levante acta”.



[img width=600 height=340 align=»center» caption=»David Mille, Ruben Sanchez y Alonso Fernandez. Foto Web RTVC»]211519_tres.jpg[/img]



A vista de lineal



Un discurso muy similar es el que maneja la patronal de los supermercados y las grandes superficies, Asuican. “Afortunadamente, no hemos notado de manera grave las consecuencias del coronavirus en los precios. Las modificaciones que se está produciendo son las normales. Y eso es porque no hay problemas de abastecimiento”, alega el presidente de la asociación. Alonso Fernández.



Su colectivo aglutina a unos 700 establecimientos en las islas, con unos 18.000 empleos directos y la presencia de las grandes superficies más conocidas con implantación en el archipiélago. A su juicio, la competencia “altísima” entre todos ellos garantiza que la autoregulación de los precios sea asumible “y por eso Canarias tiene buenos precios”.



En cuanto a la fase actual, percibe “una estabilización y una bajada” en las compras. Igualmente, no cree que el cierre de establecimientos en zonas turísticas implique un descenso de los precios “porque lo que se suele hacer es recolocar la mercancía en otros negocios de la misma cadena”.



A pie de muelle



Junto al Gobierno y la patronal también merece ser pulsado un colectivo esencial que se sitúa entre productores y consumidores: los encargados de recibir y descargar la mercancía por las principales puertas de entrada de esta. Es decir, los estibadores.



Hablamos con Maxi Díaz, coordinador de los profesionales canarios y presidente del comité de empresa del centro portuario de empleo (antigua Sagep) de Las Palmas. Con 22 años de experiencia en el sector, es una voz más que autorizada.



[img width=600 height=340 align=»center» caption=»Maxi Diaz, representante de los estibadores en Las Palmas de Gran Canaria. Foto Web RTVC»]211519_ma.jpg[/img]



“Estamos viviendo la situación con preocupación por estar expuestos las 24 horas y también por la actividad. Llevamos ya semanas bajo una dinámica extraña. En un primer lugar, aumentó la actividad en el trasiego de la mercancía local. Eso fue por el consumo masivo, pero luego pararon la construcción y el turismo y eso ha hecho que a día de hoy vengan los barcos con apenas media carga. Sectores como el de la automoción lo están notando especialmente”, detalla.



Respecto a su seguridad y a la de sus compañeros, confiesa que en un primer momento vivieron algo de temor por la falta de equipos de protección. “Ahora nos han llegado mascarillas desde Puertos del Estado, pero no siempre ha sido así. Esperemos que nos sigan mandando material; tendríamos que tener almacenes aquí”, reclama tras aportar un dato que invita al optimismo. “Aquí somos unos 370 estibadores y el porcentaje de bajas es el habitual, ronda el 5%. A nivel nacional, los compañeros enfermos por el virus apenas llegan a 10”.



Lo que está claro es que el día a día ha cambiado en un gigante como es el Puerto de La Luz. “Se han tomado medidas como la desinfección personal, se espera entre turno y turno para desinfectar las máquinas y hasta se han habilitado dos rutas distintas, de entrada y salida, para guardar distancias.



Como miembro del engranaje de la cadena de reparto, se le pregunta por un futurible problema de abastecimiento. “Por la parte que nos toca, no creo que eso se dé. Lo que sí entiendo es que igual, con el tiempo, se producirán algunas bajadas de precios. ¿El porqué? Pues porque las crisis vienen acompañadas de menos consumo”, sentencia.



Los consumidores no lo notan



Y luego están los consumidores. Facua lleva casi 40 años defendiendo sus derechos. Desde su organización, su portavoz Rubén Sánchez confiesa que no tienen aún datos exactos“ni en península ni, que sepamos, en Canarias” sobre una escalada amoral de precios.



Eso sí, destaca un hecho: “subidas curiosas, que oscilan entre un 20 y un 40% en artículos deportivos, como bicicletas estáticas”.



Y es que este ficticio repunte también se ha dejado notar en otros sectores no tan demandados como el de la alimentación. Un ejemplo más está en el campo de las pompas fúnebres, con enterramientos que de la noche a la mañana se han incrementado, en ocasiones, en otros 2.000 euros. Si es mal negocio morirse, peor lo es en tiempos de pandemia.


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