La restauración del Castillo de Santa Bárbara ha concluido, una fortaleza que sirvió como defensa militar e incluso museo del emigrante y la piratería. Ahora el Ayuntamiento de Teguise decidirá su próximo uso
La historia de Lanzarote está íntimamente ligada a los ataques piráticos y a los castillos que se construyeron para defender la isla. El Castillo de Santa Bárbara, en la Villa de Teguise, ha sido sometido durante varios años a trabajos de restauración que han culminado.
«Ubicado sobre la montaña de Guanapay, el Castillo de Santa Bárbara tiene unas vistas privilegiadas de gran parte de la isla de Lanzarote. Fortaleza que sirvió durante siglos de defensa militar y que en los últimos años albergó el museo del emigrante y de la piratería», explica Francisco Hernández, cronista oficial de la Villa de Teguise.
El Castillo de Santa Bárbara se alzó a partir de un antiguo torreón construido a comienzo del S. XIV por Lancelotto Malocello. En 1571 el capitán Gaspar de Salcedo añadió los dos cúbelos que completan la planta romboidal del refugio.
Tras ello, en 1591 Leonardo Torriano cursa una visita oficial al recinto y propone algunas mejoras. Su aspecto actual data del año 1596, con su última reforma. Durante el S. XIX esta vieja fortaleza estuvo completamente abandonada y se utilizaba como palomar militar hasta 1899.
Un museo dedicado a la historia de la piratería
En 1991 se convirtió en un museo dedicado a la emigración canaria hacia América. Sus muros de piedra guardaban una exposición etnográfica, cartas, pasaportes, mapas, comendaticias, documentos, barcos, recuerdos y enseres como recuerdo de las personas anónimas que se vieron obligados abandonar sus islas por hambre y por sed.
De momento se desconoce el uso que le dará el Ayuntamiento de Teguise. «Cuando se montó el museo del emigrante, aquí nosotros recibíamos al mes más de 20 y 30 cartas relacionadas con el museo, preguntándonos por familiares, por la historia de la isla», apunta Hernández.
Debido a que es una tierra de emigrantes y de innumerables ataques piráticos, no resultaría descabellado «dedicar otra parte a los piratas«, asegura el cronista, «porque se quiera o no, no está bien que ensalcemos a los piratas, pero sí que sepamos que existieron y que de alguna manera motivó las vivencias de nuestra isla».
Se han invertido 1,3 millones de euros, para mejorar su fachada exterior y la instalación de 33 proyectores de luz, que de noche le dan una imagen espectacular.