Un total de 7.692 personas han muerto en el mar tratando de llegar a España en pateras, cayucos y lanchas neumáticas por la llamada ‘ruta canaria’ en los últimos cinco años
Un total de 7.692 personas han muerto en el mar tratando de llegar a España en pateras, cayucos y lanchas neumáticas por la llamada Ruta Canaria en los últimos cinco años. Eso supone un promedio de 4,2 muertes al día, según los datos que recopila el colectivo Caminando Fronteras.
De acuerdo con su informe «Víctimas de la necrofrontera 2018-2022«, presentado este lunes en Barcelona, la ruta hacia Canarias es responsable de dos de cada tres muertes de inmigrantes de camino a España: en concreto, el 68,1 % de 11.286 fallecimientos.
La progresión de las muertes en esta ruta, considerada como una de las más peligrosas del mundo, ha sido la siguiente. Ssiete en 2018, 303 en 2019 (casi una al día) 1.832 en 2020 (cinco al día), 3.939 en 2021 (casi 11 diarias) y 1.611 en 2022 (4,5 al día), a falta de dos semanas para terminar el año.
Aumenta el número de mujeres y niños en la ruta canaria
Caminando Froteras advierte de que cada vez es más elevada la proporción de mujeres y niños entre las vidas perdidas en el Atlántico en pateras hacia Canarias y que, en esta ruta, las lanchas neumáticas han protagonizado en 2022 un tercio de las tragedias.
El estudio detalla que de las 11.286 personas fallecidas o desaparecidas de camino a España 1.272 fueron mujeres y 377 niños y niñas, además de la desaparición de 241 embarcaciones con todos sus tripulantes a bordo en le periodo analizado.
La coordinadora del informe, Helena Maleno Garzón, ha subrayado que el trabajo de recuento de víctimas que lleva a cabo la ONG «deberían hacerlo las administraciones públicas» para «informar a las familias de los migrantes fallecidos» ya que esto «es un acto de reparación», cuando los Estados «se limitan a contar sólo a las personas que consiguen llegar».
«Las poblaciones que transitan las fronteras son grupos a los que los Estados les permite transitar en un sistema donde pueden morir y en el que las mujeres son victimas sexuales», ha denunciado la coordinadora, que ha denunciado un «sesgo racista en la defensa del derecho a la vida con las personas migrantes».
Entre las «prácticas recurrentes» y los «factores estructurales» que «están afectando a la vida de los migrantes», la coordinadora ha citado la «inactivación de métodos de búsqueda y rescate», la «falta de colaboración entre países en la defensa del derecho a la vida», las malas condiciones de las embarcaciones y que las rutas «cada vez son más largas y difíciles».
Negación del derecho de auxilio
Otros de los factores citados han sido la negación al derecho de auxilio por parte de embarcaciones de pescadores «por temor a represalias», o los abordajes, en los que «las embarcaciones vuelca y todos lo ocupantes mueren».
Según el informe, las personas que perdieron la vida en estos cinco años provenían de 31 países y habían participado en rutas migratorias muy diferentes.
En este sentido, el texto señala como «muy relevante» el cambio hacia rutas más peligrosas, como la canaria o la argelina.
Así, la ruta canaria, que es la más mortífera, se cobró en el período 7.692 víctimas, en la ruta argelina fallecieron 1.526, en la ruta del Alborán se contabilizaron 1.493 víctimas, en la ruta del Estrecho otras 528 y en la ruta de tierra en las vallas de Ceuta y Melilla hubo 47.
Sobre la ruta argelina, Helena Maleno ha denunciado que está «totalmente invisibilizada e infracontada», cuando es «muy peligrosa» porque en ella las personas migrantes «son una moneda de cambio en las relaciones entre países».
Del periodo estudiado, 2021 «fue una catástrofe» ya que «murieron 4.639 personas, doce cada día, en las fronteras del Estado español, doblando las víctimas del año anterior», según el informe.
Entre las razones, están las políticas de la disuasión implementadas por los Estados en 2020 y que provocaron la apertura de rutas más peligrosas como la canaria y la argelina con altas tasas de mortalidad y en las que empezaron a navegar personas con «barcas neumáticas, que son muy inestables y peligrosas», ha indicado Helena Maleno.
Ausencia de un protocolo estandarizado
Tras el pico de fallecimientos, los migrantes «pusieron medios como el uso de teléfonos y la mejora de las embarcaciones», lo que «unido a la difusión de los datos a nivel internacional», provocó «que se activaran los rescates» y que el numero de víctimas haya bajado, ha añadido la coordinadora.
En «ausencia de un protocolo estandarizado» de actuación con los cuerpos de los fallecidos, «en cada territorio se sigue un orden diferente y hay mucha arbitrariedad», por lo que «vemos cuerpos que se quedan porque las repatriaciones son muy caras», ha denunciado la responsable de la línea de trabajo de derecho a la vida del informe, María González Rollán.
«Se debería escuchar mas a las familias y estamos trabajando con ellas para conseguir el acto de reparación mínimo y que se identifique la persona fallecida», ha añadido González.