Los recientes estudios sobre pobreza, siguen situando a Canarias a la cabeza del país en tasas de población en riesgo de exclusión. Dentro de esa población, son las mujeres, especialmente con menores a cargo, quienes se encuentran en situación más vulnerable. Así lo ha constatado en Buenos Días Canarias Laura Galdona, trabajadora social de Cáritas Tenerife.
Según los datos del último informe AROPE, la pobreza de los varones ha disminuido, no así la de las mujeres, niños y niñas que ha aumentado un 3%. Detrás de esas cifras, asegura, que está un sistema patriarcal que sigue dejando a las mujeres en situación más pasiva, lo que supone «que en un contexto de crisis o guerra, las consecuencias sean peor aún para las mujeres».
La entidad presentaba el año pasado un estudio que analizó la exclusión residencial severa en la provincia, un concepto que se define como aquella en la que se encuentran personas que no tienen lugar seguro en el que vivir. Se trata tanto de infraviviendas, cuevas y caravanas, como espacios que no son seguros o que no tienen contrato.
La experta ha asegurado que «las mujeres sin hogar están en situación más invisible porque ellas buscan espacios ocultos que les brinden más seguridad para evitar agresiones», lo que hace que seguramente ni entidades como Cáritas puedan tener una cifra exacta de mujeres en esta situación.
Más vulnerables a las violencias de género
La vulnerabilidad social a la que ya se enfrentan las mujeres sin un recurso alojativo, se suma que están más expuestas a la violencia sexual y de género, por estar en situación de calle. La mayoría ha vivido un continuum de violencia durante su vida. Además casi un 40% de las mujeres sin hogar tiene pareja, pero, tal y como asegura la trabajadora social, se da la tremenda circunstancia de que «muchas de ellas sufren violencia porque reconocen preferir que las agreda un solo hombre a estar expuestas a las múltiples violencias».
No hay recursos suficientes para mujeres
Cáritas Tenerife cuenta con recursos como Ciprés pero siempre es insuficiente. Ha reconocido que las recomendaciones de Naciones Unidas al respecto indican que no haya víctimas de diferentes violencias en los mismos recursos, o que tampoco tengan que ser mezcladas usuarias con trastornos de salud mental. Sin embargo, recuerda que los recursos económicos son insuficientes para poder atender a la demanda.