Aunque es difícil calcular la cifra, CEAR estima que entre las personas acogidas por la organización, un 15% ha retornado a sus casas
Se cumplen seis meses de la guerra de Ucrania, medio año de la llegada a España de miles de refugiados. Muchos permanecen en nuestro país, pero alrededor de un 15% ha retornado a sus casas, según estimaciones de las ONG.
Pero es solo una estimación, porque como explica Mónica López, directora de Programas de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), no es fácil conocer exactamente las cifras, ya que algunos han podido volver sin haberlo comunicado o informar de que lo han hecho y luego quedarse.
De todos modos, CEAR cree que de sus acogidos, pueden estar volviendo a Ucrania o Polonia aproximadamente un 15%.
CEAR ha acogido en estos seis meses a 4.535 ucranianos, de los que actualmente permanecen en sus centros 1.566, si bien muchos de ellos han pasado a la segunda fase de la acogida, es decir, ya tienen un nivel de autonomía más alto y disponen de viviendas de alquiler, aunque siguen recibiendo ayudas económicas y el apoyo de profesionales para el acompañamiento psicosocial.
Además, 1.505, es decir, un 33 por ciento, han prescindido ya del sistema de acogida por diferentes motivos y no necesariamente por haber vuelto a su país.
No abandonan la idea del retorno
Dice la representante de CEAR que los ucranianos no abandonan nunca su deseo de volver. «Mantienen muy viva la idea del retorno», insiste Mónica López.
Una mayoría de los que han llegado a España son mujeres y quieren viajar a su país para reencontrarse con sus maridos e hijos. Además, el conflicto bélico está cada vez más localizado y circunscrito a zonas muy concretas, por lo que ya en una gran parte de Ucrania «se puede vivir», aunque no sea igual que antes, claro.
Y cuando ponen en la balanza lo que han dejado y lo que pueden tener aquí, optan por retornar.
Recuerda López que si algo caracteriza a los refugiados ucranianos respecto a los de otras nacionalidades es la facilidad con la que se han podido mover por Europa y salir de su país. Lo que contrasta, por ejemplo, con los sirios, que se tuvieron que jugar la vida en el mar y someterse a mafias para poder llegar a Europa.
Mientras, los ucranianos han viajado a España en avión (un 42 %), coche (un 29 %) o autobús (un 24 %), según datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
«Si tuvieran que hacer un trayecto penoso, sería un elemento de disuasión», reconoce la representante de CEAR, quien añade que muchos refugiados quieren estar a caballo entre Europa y Ucrania, gracias a la movilidad que permite contar con protección internacional, de la que disponen ya en España 138.000 ucranianos, un tercio de ellos menores, según el Ministerio del Interior.
Llamamiento a una solidaridad más estable
CEAR valora la respuesta inicial de los españoles, que mantiene una percepción «muy buena» de los refugiados ucranianos.
Aún así, el impulso inicial de la acogida está decayendo y eso se nota especialmente en la dificultad que tienen para el acceso al alquiler de viviendas.
Por eso, CEAR hace un llamamiento para que esa solidaridad inicial se transforme en una más estable y asegura que se necesitan personas que pongan a disposición viviendas para alquilar a familias ucranianas, que se encuentran con obstáculos a veces difíciles de superar, como precios muy altos o la demanda por parte del propietario de garantizar el contrato con nóminas.
López recuerda en el colectivo de refugiados predominas las mujeres (el 64 por ciento del total) con hijos menores (el 33 % de los acogidos), por lo que inserción laboral es más complicada debido a las cargas familiares.
Muchos de los que han llegado a España disponían en su país de una situación socioeconómica alta o media y, por ello, sus expectativas también son altas. Pero tienen que «reajustarlas». En realidad, la mayoría ha dejado en su país «más de lo que recibe».
En este sentido, recuerda la representante de CEAR que en un conflicto bélico, como el que vive Ucrania, los que antes salen del país son los que gozan en un situación más acomodada, los que cuentan con más recursos.
Se refleja en los datos del Ministerio de Inclusión: Con una media de edad de 30 años, el 61,1 por ciento tiene estudios superiores completados y el 28 por ciento Bachillerato o Formación Profesional.
Éxito de la acogida
Como resumen, la directora de Programas de CEAR asegura que la acogida de los ucranianos ha sido un «éxito» tanto en la Unión Europea como en el estado español, por la «facilidad» y la «rapidez» con las que se ha desarrollado.
«Ha habido -continúa Mónica López- una explosión de solidaridad social que no se ha dado en otros momentos. Hay que quitarse el sombrero».
Pero aún se puede hacer mejor, apostilla. El reto ahora es «normalizar» esa acogida e «ir pensando en la reconstrucción», concluye.