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27 abril 2024 12:29 am

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«Una de las formas con las que uno siente la canariedad, al estar fuera de las Islas, es cuando escuchas tu acento»

Carlos Rojas / Traductor y profesor canario en Brasil

Carlos Rojas nació en Santa Cruz de Tenerife, Tenerife, estudió Historia del Arte en La Laguna, carrera que finalizó en Madrid. Fue el momento en el que salió de la Isla.

Tras su primera incursión universitaria, decide continuar su formación y estudiar Biblioteconomía y Documentación, esta vez en la Universidad de Granada. A día de hoy, ya con sus estudios concluidos, trabaja como traductor y profesor de español en Sao Paulo, Brasil.

Veinte años lleva ya fuera de Canarias, y es que al finalizar sus estudios se fue a vivir a Suiza durante tres años. Su periplo por el mundo lo ha llevado hasta Brasil, donde lleva 14 años enamorado de la acogedora imperfección del país que lo acogió.

«Es un gran contraste porque allí, en Suiza es todo perfecto, pero la gente es un poco ‘aburrida’. Y aquí, en Brasil es todo imperfecto, pero la gente es una maravilla. Yo me di cuenta que me gustaba más la imperfección, la gente, que es más parecida a nosotros, que todo perfecto, todo bien hecho pero, en el fondo, sin alma, al menos, para mí».

«Vivo en San Paulo, que fue fundada por un canario, el Padre Anchieta, que en la rotonda de La Laguna está siempre el ‘hombre’ vigilando», explica entre risas.

«Yo crecí con muchos hermanos en un barrio popular de Santa Cruz de Tenerife, el barrio El Perú, que en aquella época era la periferia. Vivía al lado de la cervecera y mis recuerdos de la infancia es el humo de la Refinería (risas), salir a jugar a la pelota, ir a la escuela…».

«Y siempre soñaba con aquella tierra que se ve más allá del mar. En la parte alta de mi barrio se ve muy bien Gran Canaria, por ejemplo, y yo siempre soñaba con conocer aquella tierra que estaba detrás del mar. Veía a los barcos surcar el océano, a los aviones en el cielo… y mi infancia siempre fue vivir un poco la vida, pero siempre ansié salir fuera. Y uno, con los años, va cumpliendo sus sueños», cuenta.

«En este tiempo he vuelto a Canarias, en los últimos seis, siete años… yo sueño con Canarias todos los días. Siempre estoy siguiendo las noticias de Canarias, hablo con mi familia, con mis amigos, que me dicen que he perdido el acento, algo que me ‘fastidia’ (risas), porque es un patrimonio que tenemos, también. Una de las formas que uno siente la canariedad es cuando escuchas el acento tuyo. Cuando estás fuera, lo sabe la gente que ha viajado mucho, te conviertes en el canario».

El día de Canarias lo celebro siempre. Tengo una gran fortuna de vivir en Brasil y formar parte del Centro Canario en Sao Paulo. Creo que vivimos en la ignorancia con respecto a los canarios que emigraron hace muchos años. Yo sé que se les tiene mucho respeto pero yo creo que con un gran desconocimiento, un gran vacío. Yo vivía cerca de la Casa de Venezuela en Santa Cruz y no le daba importancia. En Carnavales veía una carroza y siempre me llamaba la atención, pero no sabía quienes eran. Y después me di cuenta de que eran los canarios que estaban emigrados y volvían para la fiestas. Y me parece fundamental conocer la historia«.

«Cuando yo llegué a Brasil, me di cuenta de que había un Centro Canario en Sao Paulo. Esta ciudad no solo la fundó Anchieta sino que también, además, hubo un grupo de canarios que vinieron por efecto llamada desde distintos puntos de las Islas, que llegaron hasta aquí, crearon su familia, su vida y se conocieron. Se juntaron en un bar, hablaron de la posibilidad de localizar a otros canarios que estuvieran por allí, pusieron un anuncio en el periódico para crear un lugar de encuentro… hay toda una intrahistoria en todo esto. Y fundaron un Centro Canario para tener un punto de encuentro. Era como recordar de una manera bonita las cosas de su tierra a la cuál, tal vez, nunca volverían«.

«Yo estoy muy vinculado a ese centro, somos una gran familia. Lo que pasa es que los hijos hablan portugués, los nietos hablan portugués y se va perdiendo, un poco, esa esencia. Cada vez cuesta más. Es más difícil mantener la canariedad en toda su esencia, cosa que no ocurre en otros países latinoamericanos«.

«Pero, estoy muy orgulloso de pertenecer al Centro Canario y de ver cómo los canarios, cuando estamos fuera, tenemos esas raíces muy fuertes que nos anclan al Archipiélago. Somos insulares y singulares, también en eso«.

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