El sector agrícola está sufirendo los efectos de esta crisis sanitaria y económica derivada de la epidemia.
En Gran Canaria, productores de horalizas se están viendo obligados a destruir sus cultivos por falta de clientela.
Con el cierre de hoteles y restaurantes, muchos agricultores no encuentran cómo darle salida a sus cultivos.
Desde el campo confían en mantener, al menos, las ayudas europeas.