El espacio de igualdad de Buenos Días Canarias ha abordado esta semana la labor que realiza este grupo especializado en atención a la mujer
El Grupo de Asistencia a la Mujer de la Policía Local de Santa Cruz de Tenerife (GRAMU) es un equipo integrado por seis agentes que nació el año 2004, justo el mismo año de la aprobación de la Ley Integral de Violencia de Género. Es el único equipo de policías locales que forma parte del sistema VIOGEN cubriendo todos los niveles de riesgo del sistema.
Abel García, uno de los agentes que forma parte de este grupo, ha recordado que «en función del nivel de riesgo que emita el sistema, se determina el niel de protección». Con el fin de mejorar la coordinación y responsabilidad de cada cuerpo policial, se ha estipulado que las denuncias sean recogidas por la Policía Nacional y que sean agentes de la Policía Local, quienes realicen luego el acompañamiento a las víctimas y el seguimiento del caso. Ha recordado que, «entre las funciones del equipo de agentes del GRAMU llega a estar incluso el acompañamiento 24 horas al día para realizar un control exhaustivo a las víctimas, en los casos considerados de especial relevancia o en aquellas situaciones de mayor vulnerabilidad, como ocurre cuando hay menores a cargo».
Más conciencia social
El agente ha reconocido que en estos 20 años de vida del GRAMU, se ha producido también un cambio en la concienciación social sobre la violencia de género. Tal y como ha recordado, «hasta hace no mucho la violencia de género se consideraba un asunto que se tenía que resolver en el ámbito privado». Ahora son muchas las llamadas de terceros e incluso testigos ajenos al caso que lo ponen en conocimiento de los servicios de emergencia. En ese sentido, asegura que es importante la labor de divulgación que se hace desde todos los ámbitos para recordar esta obligación ciudadana.
Formación especializada y cercanía
Las 6 personas que integran la unidad reciben formación constante en perspectiva de género. Ese abordaje es fundamental para evitar cuestiones como la revictimización que se produce en algunos casos desde el ámbito institucional. En ese sentido, la cercanía y tacto con las víctimas juega un papel crucial para generar esa confianza necesaria en los y las agentes. Tanto es así, que este grupo desarrolla su trabajo sin uniforme, de paisano, con la finalidad de garantizar cierto nivel de discreción cuando se tiene que hacer, por ejemplo, una labor de seguimiento y acompañamiento a las mujeres que sufren violencia de género.