Las pretensiones iniciales del Tenerife y el Zaragoza de encauzar cuanto antes su particular enfrentamiento parecía una tarea excesivamente complicada, puesto que ninguno de los dos ejerció un claro dominio sobre su rival, con continuos y reiterados intercambios de balón, y, por tanto, de aproximaciones a las áreas
La indolencia del Tenerife propició este viernes un cómodo y claro triunfo de un sagaz Real Zaragoza (0-2) que, sin hacer alarde de sobresalientes virtudes, supo contener a su rival y, de paso, sacar buen provecho de sus ocasiones con un doblete del argentino Valentin Vada.
Las pretensiones iniciales de insulares y aragoneses de encauzar cuanto antes su particular enfrentamiento parecía una tarea excesivamente complicada, puesto que ninguno de los dos ejerció un claro dominio sobre su rival, con continuos y reiterados intercambios de balón, y, por tanto, de aproximaciones a las áreas.
Dos imprecisas primeras tentativas tinerfeñas en el primer cuarto de hora, sin acierto por parte de Iván Romero y Gallego, dieron paso a otras dos zaragozanas, primero avisó Mollejo (m.22) con un disparo raso que se fue junto al poste derecho de Soriano, y un minuto más tarde marcó Vada a placer, tras un taconazo del propio Mollejo.
Sobre la media hora pudo empatar Gallego con un cabezazo, tras un lanzamiento de córner, pero se interpuso Cristián y se hizo con el control del balón, mientras que el meta también estuvo muy acertad (m.36) ante un lanzamiento raso desde fuera del área de Mo Dauda, concluyendo así toda utilidad ofensiva en esta primera parte.
Con esta ventaja aragonesa y con un Tenerife correteando desesperadamente para arrebatarle el balón a su rival concluyó la primera parte, para reanudarse con una intensidad bien diferente a la inicial, primero con un disparo de Mo Dauda que rechazó Cristian, luego el poste de Soriano evitó que entrase un rechace de Giuliano.
Pero este ardor inicial pronto se diluyó, sobre todo en el cuadro local que casi que claudicó ante el potencial de su rival, máxime cuando Vada marcó el segundo tanto (m.67) tras irse de sus rivales y batir a Soriano con un disparo raso y cruzado, aunque instantes antes el meta había sacado un franco cabezazo de Giuliano.
La impotencia o ineptitud insular ya poco pudo hacer ante un cuadro aragonés que, con el resultado encarrilado y su objetivo logrado, se dedicó a templar el juego y, de paso, impacientar la moral de la hueste tinerfeña, adjudicándose así tres puntos que sosiegan la posición aragonesa en la clasificación.
