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25 abril 2024 3:05 am

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Excavan tubo volcánico en una casa de Lanzarote en busca de rastro aborigen

La Cueva del Majo es un tubo volcánico reacondicionado como casa honda para vivir en su interior. Siempre ha estado muy relacionado con la población aborigen

Declaraciones de: Nona Perera, Directora general de Patrimonio Cultural y Jesús Cáceres, Director del proyecto

La Dirección General de Patrimonio Cultural ha impulsado una investigación arqueológica en un tubo volcánico. Se trata de una casa honda en La Degollada, Yaiza, para tratar de localizar suelo de ocupación aborigen. 

Se trata de la primera vez que se realiza una excavación en un asentamiento prehispánico de estas características en la parte sur de Lanzarote. Va a servir como comparativa a otras cavidades similares que sí han sido estudiadas en la isla, según ha informado la Dirección General en un comunicado. 

La cueva del Majo, también conocida como cueva de Doña Juana, es un tubo volcánico. Una excavación que fue reacondicionada como casa honda para poder vivir en el interior. Siempre ha estado muy relacionado, dentro del ámbito de La Degollada, con la población indígena. 

“La anualidad pasada se hizo una intervención en esta cueva y en otra construcción que se pensaba que era aborigen. Este año, debido a los resultados, concentramos los esfuerzos en el interior y exterior del tubo volcánico”, ha explicado la directora general de Patrimonio Cultural, Nona Perera

El proyecto denominado «Valle de Fenauso, usos y costumbres territorial de época preeuropea hasta la actualidad» atiende a una demanda ciudadana. “Durante años, la Asociación de Vecinos Los Mahos de La Degollada ha solicitado esta investigación para conocer la historia de su pueblo”, ha dicho Perera.

La intervención se centra principalmente en la recuperación del entorno exterior. Se hará a través de una excavación en extensión que permita “localizar muros y entender cómo está condicionada la cueva para poder acceder hacia el interior”, ha apuntado Jesús Cáceres, director del proyecto. 

Aunque el equipo de trabajo está también “incidiendo en el interior del tubo volcánico para ver si podemos encontrar un suelo de ocupación aborigen en las zonas de hábitat”, ha aclarado.

La cavidad ha estado “cubierta por las cenizas del Timanfaya y demás sedimentos. Esto puede hacer que los suelos estén bastante íntegros y bien conservados. Esto nos permitirá descubrir una estancia poco transformada con el paso de los años”, ha añadido.

Asimismo, el techo no tiene suficiente estabilidad porque ha habido derrumbes que han removido parte del material. Así que “por el momento es demasiado peligroso trabajar en el interior de forma permanente», ha resaltado Joaquim Ehrenhofer, arqueólogo en esta intervención

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