La tecnología satelital y la información geoespacial se han convertido en el nuevo y mejor aliado en la lucha contra los incendios forestales
Demostró su eficacia en los momentos más duros de la pandemia mundial; permitió monitorizar en tiempo real el volcán de La Palma; la tecnología satelital y la información geoespacial se han convertido en el nuevo y mejor aliado en la lucha contra los incendios forestales.
Las imágenes y los datos proporcionados por las diferentes «constelaciones» de satélites están permitiendo el seguimiento minuto a minuto de los cada vez más devastadores incendios forestales. Pero sobre todo agilizando la toma de decisiones gracias a la simulación, sumando todas las variables disponibles (geográficas o meteorológicas), de cuál va a ser la evolución del fuego.
Una tecnología que, según han corroborado las diferentes fuentes, está contribuyendo ya de una forma eficaz a minimizar los daños económicos, medioambientales y las pérdidas humanas que están causando los incendios forestales, que este verano han sacudido con especial virulencia Grecia, Italia, Estados Unidos, Canadá, Argelia o Túnez.
Los satélites están permitiendo monitorizar en tiempo casi real la evolución del incendio que durante los últimos días está sacudiendo la isla canaria de Tenerife y proporcionando numerosas imágenes -muchas de las cuales se están difundiendo a través de las redes sociales- que revelan la dimensión real de esta catástrofe y que reflejan la evolución del fuego durante los últimos días.
Un atlas mundial de incendios
Ante el aumento y la gravedad de los incendios y la rapidez con que se propagan, la Agencia Espacial Europea (ESA) ha reactivado su Atlas Mundial de Incendios, que permite conocer la distribución de cada uno de los fuegos que tienen lugar tanto a escala nacional como mundial, una herramienta que se activó por primera vez en 2019 para respaldar la labor de los servicios de emergencias.
El Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS, por sus siglas en inglés) de la UE acaba de actualizar sus cifras, y revela que con fecha 19 de agosto han ardido a lo largo del 2023 casi 270.000 hectáreas de terreno en Europa, una cifra que supera la media de los últimos años.
Un panel interactivo generado a partir de los datos satelitales permite comparar en el portal web del EFFIS la frecuencia de los incendios entre países y analizar su evolución a lo largo del tiempo.
El sistema utiliza datos del «radiómetro» de temperatura a bordo del satélite Sentinel-3A -perteneciente a Copernicus, el programa de observación de la Tierra de la UE-, que funciona como un termómetro que desde el cielo mide la radiación infrarroja para calcular la temperatura de la superficie terrestre y de esa manera detectar cualquier incendio.
Los datos satelitales revelan, por ejemplo, que Canadá -inmerso en la peor temporada de incendios de su historia- ha sufrido casi 12.000 incendios en los primeros siete meses del año (un 705 por ciento más que durante los últimos seis años) y que han ardido ya más de 10 millones de hectáreas.
Predecir la evolución de un incendio
Una empresa española (Vexiza) especializada en sistemas de información geográfica (GIS) ha desarrollado una herramienta (bautizada como «Weather Map Site«) que permite simular el desarrollo de un incendio y realizar análisis predictivos sobre el riesgo de incendios en función de los valores meteorológicos «hora a hora» y con una resolución de apenas nueve kilómetros.
Esta nueva aplicación está ya siendo utilizada por varios organismos e instituciones públicas, entre ellos por la Unidad Militar de Emergencias (UME) y las comunidades de Navarra y Castilla y León, según la información facilitada por la empresa -socio en España de la multinacional del sector ESRI-.
La recopilación de todos esos datos permite predecir cómo se va a comportar un incendio forestal y ayudar en las tareas de extinción a los equipos de emergencias, ya que la combinación de las predicciones meteorológicas y los sistemas de información geográfica permiten hacer un seguimiento personalizado de todas las variables (orografía, vegetación, humedad, velocidad y dirección del viento, temperatura, etc) y determinar cómo va a evolucionar un incendio.
Menos limitaciones que otras tecnología
José Luis Bermejo, jefe del Servicio de Teledetección del Instituto Geográfico Nacional (IGN) del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, ha observado que la información geoespacial es «imprescindible» desde que se empleó por primera vez un mapa para delimitar el perímetro de un incendio y, en función de la orografía y otros factores, intentar predecir su evolución.
Con la tecnología satelital, tras el lanzamiento de los primeros satélites de observación terrestre en los años sesenta del siglo XX, la evolución ha sido «impresionante y exponencial», ha manifestado a EFE Bermejo, y ha asegurado que aunque un incendio es siempre «impredecible», ciencias como la cartografía y la teledetección pueden ayudar a identificar zonas especialmente sensibles y ayudar en la prevención (gracias a los índices de combustibilidad, de vegetación o de humedad proporcionados por las imágenes satelitales).
Fases de un incendio
El responsable del IGN ha diferenciado las diferentes fases que se atraviesan en la gestión de un incendio (desde la prevención; la lucha operativa; y la estimación de daños y monitorización de la regeneración de la zona afectada); y ha explicado que algunos satélites son capaces de proporcionar imágenes con 30 centímetros de resolución y «revisitar» la misma zona cada pocas horas.
«Los medios sobre el terreno, y una buena gestión, son cruciales para gestionar una emergencia o catástrofe natural, y la tecnología espacial es una herramienta valiosísima para la toma de decisiones», ha aseverado José Luis Bermejo. Ha valorado entre sus ventajas la inmediatez, la disponibilidad, el territorio que puede abarcar (frente a las limitaciones de otras tecnologías como los drones) y que es independiente de la accesibilidad a la zona de la catástrofe.
El IGN puso en marcha en 2004 el Plan Nacional de Teledetección para coordinar los esfuerzos de todas las administraciones públicas en materia de adquisición y explotación de imágenes satelitales. Y a través de esta iniciativa colabora con el programa Copernicus de la UE y con la nueva Agencia Espacial Española (AEE), lo que le ha permitido proporcionar -desde el año 2021- productos de muy alta resolución -de hasta 75 centímetros- que están a disposición de todas las administraciones públicas.