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26 abril 2024 12:09 pm

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Luz Marina afronta el estado de alerta dentro de su coche

Dunia García va cada día a verla cuando saca a pasear a su perro, para asegurarse de que está bien, y lucha en las redes sociales para conseguirle un techo “digno bajo el que vivir”.

“Quizás no es el momento para este tipo de cuestiones”, reflexiona Dunia García, cuando pone en una balanza las muertes y contagios por Coronavirus y la situación de desamparo que vive Luz Marina. A secas, sin apellido, esta mujer vive dentro de un coche blanco desde hace días, aparcado en un estacionamiento de Arinaga, Agüimes, Gran Canaria.

Ella tiene una “paguita”, pero con eso no le da para vivir. Hace 16 años perdió su negocio y su casa y desde entonces espera por una casa de protección, que le “han prometido”, pero hoy pernocta en su vehículo. “Yo no entiendo cómo es posible que, pasado todo este tiempo, no le hayan dado un techo, me parece inconcebible”, dice Dunia, a la par de “indignante y desolador”.

La página de Facebook de Dunia se ha convertido estos días en un hervidero de comentarios. Ha utilizado esta red social para intentar ayudar a Luz Marina. Es lo “único” que ella le ha pedido, “ni comida, ni dinero”, ni siquiera compañía, aunque ella se la presta a diario desde hace días, porque no puede estar en la “seguridad” de su casa, sabiendo que “ella está allí sóla”.

La conoció mientras sacaba a pasear a su perro, a donde siempre, a un aparcamiento de Arinaga. Durante días vio que había un coche aparcado, que no se movía y dentro se apreciaba una figura. Un día tomó la decisión de acercarse, mirar por la ventana y allí descubrió a una mujer que lo había perdido todo y que no quería ir a dormir a un albergue. Prefería protegerse del Covid-19 dentro de su turismo. Le preguntó cómo se llamaba, Luz Marina contestó, y si necesitaba algo, sólo quiero que me ayudes con una cosa le dijo: “denuncia mi situación” y en esas anda desde entonces Dunia, a quien Luz Marina le ha calado bien profundo en el corazón.

La primera noche, después de conocerla, tumbada en el sofá con su pareja, no podía parar de pensar: “Me da pena, yo la veo, y me pregunto cómo puedo estar en mi casa y esa mujer sóla en la calle, sin más protección que un coche”, cuenta. “A nadie le gusta vivir en la calle, las circunstancias de la vida dan muchas vueltas, hoy estás arriba y mañana abajo” y ahora esta mujer de 65 años necesita ayuda y “yo se le voy a prestar” . En eso está centrada ahora mismo Dunia, en buscar la fórmula para conseguir que alguien escuche, al que le corresponda, y la ayude a conseguir un techo “digno” para Luz Marina.

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