La noche de San Juan está asociada al fuego, pero también a rituales que buscan la renovación, purificación y atraer la suerte y la abundancia
La de este viernes, 23 de junio, es una de las noches más mágicas del año. Es la víspera de San Juan, noche de hogueras, de reuniones familiares y de amigos en torno al fuego. Es un momento para compartir pero, para muchos, también es tiempo para buscar la suerte, de rituales.
La noche de la víspera de San Juan siempre ha tenido especial relevancia en las islas. En el pasado, en un ámbito más rural, los rituales que acompañaban a esta noche se proliferaban por todos los puntos del archipiélago.
El ritual de las nueve olas, como señal de purificación; saltar sobre la hoguera tres veces; arrojar papel escrito con lo que queremos desechar al fuego.
Aunque estos son rituales de nuestros días, en el pasado también existieron otros rituales que se han ido perdiendo en el tiempo. Las mujeres en edad casadera solían poner tres papas: una sin pelar, otra media pelada y una tercera totalmente pelada. Al día siguiente se metía la mano y se cogía una de las papas. Dependiendo de la papa que sacase, la mujer contaría con un hombre rico, con uno pudiente o pobre.
Y es que muchos rituales están orientados a la renovación, pero también a atraer la suerte, la abundancia.
La tradición sigue manteniendo en pie para muchas personas la connotación mágica de la noche de San Juan y el sentido purificador del fuego.
Una noche que también está ligada a la llegada del solsticio de verano. El origen de esta costumbre se asocia con las celebraciones en las que se festejaba la llegada del solsticio de verano, cuyo rito principal consiste en encender una hoguera.
Precaución con las hogueras
Respecto a las hogueras es fundamental, para la seguridad de todos, que esté ubicada, al menos a 20 metros de edificios, carreteras o tendidos eléctricos o de telefonía; así como de vehículos estacionados.
También se recomienda que exista unos 50 metros de distancia entre hogueras; en caso de proximidad a instalaciones con riesgo de incendio esa distancia deberá duplicarse (gasolineras, almacenes industriales, acopios de papel, cartón o madera…)
La altura máxima de la pira se sitúa en los tres metros con un diámetro tope de cinco metros, esto es así para poder calcular las posibles afectaciones de fuego una vez ya iniciado sobre las personas o los bienes próximos, de hecho, con esas condiciones la llama no debería superar los 12 metros de altura.
También es fundamental, por seguridad y por motivos medioambientales, no utilizar en las hogueras materiales inflamables, explosivos, neumáticos, electrodomésticos u otros similares. Alrededor de la hoguera es muy importante desarrollar labores de limpieza previas para evitar la propagación descontrolada del fuego ante un posible cambio de viento u otras circunstancias.
Junto a la zona de hogueras sería muy recomendable disponer de abastecimiento o acopio de agua por si debemos apagarla o controlarla, ya sea con mangueras, cubos o incluso, si se disponen de ellos, extintores.
Los responsables de las hogueras no deben abandonar la zona hasta garantizar que estén extinguidas completamente.
