Sancocho Santo en la red

Esta Semana Santa virtual que se está pasando es bastante peor de lo que imaginábamos, pero una cosa era quedarse sin los cinco días de apartamento en el sur o de acampada en la cumbre y otra muy distinta, saltarse el sancocho del Viernes Santo.



La opción que ha quedado para parecer que estamos en una cierta normalidad era comprar el pescado, como siempre, uno de la familia y después reunirse para dar buena cuenta del cherne salado, eso sí, a precio de caviar ruso de la mejor calidad.



Así que, la mayoría, hemos recurrido al plano virtual también para esto; hemos grabado el proceso de elaboración, cuya principal problemática era acordarse de cómo hace el mojo de mamá, por lo que las versiones tradicionales han variado tanto como cocineros poco acostumbrados hay.



El siguiente paso era más sencillo, acordarse de 24 horas antes desalar el pescado, cambiándole el agua cada ciertas horas y rezando para que, al final, quedase en su punto, ni soso ni salado.



Llegada la hora cercana al mediodía y dependiendo del núcleo familiar confinado, entre dos y cuatro personas, papas y batata al fondo del caldero, el pescado encima con la piel mirando hacia nosotros y el resultado del proceso de elaboración del mojo. El único punto en común, el color rojo, los ajos y el comino, bueno también el aceite, el resto con variaciones más o menos acertadas.



Como casi siempre en estos últimos tiempos, las improvisaciones fueron muchas; compras de más cantidad de pescado porque los suegros se apuntan a última hora y hay que llevárselos a domicilio; el sancocho en versión reducida porque sólo somos dos o la prueba del algodón: que mamá nos diga si la ansiada salsa roja ha quedado muy picante.



Las premuras y la falta de previsión también han marcado la comida más tradicional del año en este Archipiélago; algunos las han solventado con un fast sancocho, comprando el mojo en el supermercado y sin pella y otros cayendo en el error de no repasar el contenido de las depensas y tener el gofio caducado.



No pasa nada, virtual o no, nos comimos el sancocho de Viernes Santo como manda la tradición. Salud para esta Semana Santa.

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