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28 marzo 2024 1:40 pm

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Vivir en el espacio: nosotros no lo veremos, pero ocurrirá

«En un futuro más lejano que cercano»… cuando la Tierra alcance su límite de población la vida se extenderá al espacio

Vivir en el espacio: nosotros no lo veremos, pero ocurrirá
Vivir en el espacio: nosotros no lo veremos, pero ocurrirá.

Ya se trabaja para que, «en un futuro más lejano que cercano», cuando la Tierra alcance su límite de población, la vida se extienda al espacio, aunque es «un proyecto de décadas» y la actual generación «no verá el resultado», según Álvaro Soria, ingeniero de Operaciones de la Estación Espacial Internacional (EEI) en la Agencia Espacial Europea (ESA).

«El 50 por ciento de la investigación de la ESA en la EEI se dedica a estudiar la fisiología humana. Lo que ocurre en la gravedad cero es que el cuerpo envejece extremadamente rápido, y hay muchos efectos que nos ayudan a entender enfermedades como la osteoporosis o el Alzheimer», explica Soria en una entrevista.

Añade que «poder resolver esos retos es ahora el principal factor limitante para en un futuro poder movernos a otro planeta», pero en la Tierra «los recursos son limitados» y, «tendiendo al infinito, como diría un ingeniero, tendremos que movernos al infinito y buscar algún otro sitio en el que poder vivir».

Invertir en el espacio es rentable

Soria, que participa este miércoles en Málaga en las jornadas de tecnociencia FuturOn, organizadas por el centro cultural La Térmica, defiende la inversión en el sector aeroespacial, «que mantiene y mejora la industria del país, para que sea competitiva, genere trabajo y valor y mejore la economía».

«El principal argumento que justifica en general cualquier inversión en tecnología e investigación es que esta inversión es la que nos va a mantener a flote cuando vengan los tiempos difíciles, y la pandemia es un gran ejemplo de este argumento».

E invertir en el sector espacial es «invertir en tecnologías de aplicación directa a la vida real, en investigación médica o sobre nuevos materiales».

La reciente selección como astronauta reserva de la leonesa Sara García, investigadora del cáncer, demuestra que a la ESA «le interesan perfiles en diferentes campos de la ciencia y la tecnología», según Soria, que coordina el laboratorio Columbus en la EEI, especializado en la biotecnología y la medicina.

Sobre el turismo espacial, opina que es «muy positivo, porque es una cara más de la comercialización del acceso al espacio y lo acerca más a la vida diaria de la ciudadanía», y augura que «en este siglo veremos estaciones espaciales privadas con vehículos privados».

Pero la ESA «no puede competir en ese sector porque no tiene vehículo ni lanzador», algo que se trató en la reunión ministerial de la pasada semana, ya que «en ese sentido Europa va bastante tarde», advierte Soria.

Cómo trabajar en la agencia espacial

El ingeniero malagueño cree que es algo «más psicológico» que un español vea difícil trabajar para la ESA, puesto que «España participa desde los años 80 y es el cuarto o quinto país en contribución, pero por alguna razón sigue pareciendo lejano para nuestra sociedad».

«¿Cómo se llega? Obviamente, estudiando bastante, pero sobre todo teniendo motivación e ilusión, porque al final todos los caminos conducen a Roma, no hay un único perfil para trabajar en la ESA y se necesitan personas de todas las ramas, no solo de ciencia e ingeniería».

Su trabajo se centra en el laboratorio Columbus «y en sus instrumentos y experimentos, para asegurar que todo funcione, desde la logística hasta la energía, la temperatura o el tiempo de los astronautas para realizar la ciencia que se hace en el espacio».

A Soria le «sorprende» la cantidad de personas compatibles con el puesto de astronauta, y es que actualmente los requisitos «no tienen nada que ver con lo que se pedía en las misiones Apolo, no hacen falta superhumanos».

«Solo se necesitan personas que tengan una carrera profesional en un ámbito interesante, que puedan desenvolverse bien en un ambiente operacional y con una inteligencia emocional suficientemente buena para trabajar bien en equipo en un ambiente que podría llegar a ser estresante por las condiciones, por no poderte ir a tu casa cuando quieras».

El impacto de la guerra en el espacio

La invasión de Ucrania ha afectado al espacio y ha mostrado que, «si bien la cooperación internacional es fundamental y positiva», un país no puede relegar su autonomía a esa cooperación, «porque al final por cualquier situación como una guerra te conviertes en dependiente, y no puedes hacerle eso a tu sociedad».

El efecto de la guerra ha sido «obvio y claro» para Europa, que «ha perdido la posibilidad de enviar la misión ExoMars a Marte, adonde iba a ir con la NASA, que luego se retiró, por lo que la ESA buscó otro socio, que fue Rusia».

Por otra parte, respecto a la competencia de varias ciudades para albergar la sede de la futura Agencia Espacial Española, este ingeniero no cree que «sea tan relevante».

«Yo trabajo en Alemania y su agencia espacial tiene varios centros distribuidos por el país. No sé por qué hay tanta disputa, porque al final el centro será de toda España y una interfaz con el resto de Europa. El debate me parece irrelevante, y la pregunta debería ser qué papel y qué presupuesto va a tener la Agencia «. 

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