El hombre aprovechaba el régimen de visitas para someter a la niña, que nació de su primera relación, a constantes abusos sexuales entre los años 2001 y 2009, así como a una segunda hija nacida en 2002
La Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife ha condenado a 35 años y medio de prisión a un hombre por un delito continuado de abuso sexual sobre sus hijas menores de edad en Tenerife, así como por otro delito de abuso sexual sobre la hija de un primo suyo que se quedó a dormir en el domicilio familiar.
La sentencia ha considerado probado que el varón, nacido en 1967, tuvo una hija en 1997 fruto de un primer matrimonio, mientras que en el año 2000 contrajo de nuevo matrimonio y tuvo dos hijos, naciendo la mayor en 2002.
De esta manera, la Sala ha señalado que el varón, aprovechando el régimen de visitas, sometió a la niña que nació de su primera relación a constantes abusos sexuales entre los años 2001 y 2009 –cuando la niña cumplió los doce años–, consistentes en tocamientos e incluso en penetraciones.
El acusado mantuvo un comportamiento similar con su otra hija –nacida en 2002–, quien desde muy pequeña sufrió diferentes abusos sexuales. Por su parte, cuando la niña, siendo ya más mayor, comenzó a rechazar este tipo de actos de manera más renuente, su padre le llegó a suministrar benzodiazepinas disueltas en bebidas para anular su voluntad, consumando los abusos al menos en dos ocasiones más –una en 2017 y otra en 2019–.
Finalmente, en el año 2013, el hombre aprovechó que la hija de un primo nacida en 2003 pasó la noche en el domicilio familiar y se quedó dormida en el salón para realizarle tocamientos y abusar de ella, lo que produjo a la menor ansiedad, depresión y una autoestima baja.