En un partido muy reñido, se rompió la racha del español, que desde 2019 ha conseguido 35 sets seguidos ganados
El español Rafael Nadal se impuso camino de sus decimocuartas semifinales en París, 6-3, 4-6, 6-4 y 6-o en 2 horas y 45 minutos. El duelo, repetición de las semifinales del año pasado, fue más igualado, por momentos pareció incluso que podía caer del lado del argentino, pero una reacción del español en el tramo final le dejó a un escalón de una nueva final.
Su rival para conseguirlo saldrá del partido entre el serbio Novak Djokovic, número 1 del mundo, y el italiano Matteo Berrettini, número 9.
Schwartzman llegó al duelo sin haber perdido un set, con el tono recuperado del año pasado tras una irregular gira de tierra batida. Y obligó a Nadal a elevar su nivel, a buscar en los más profundos recursos de su talento.
El resultado fue un duelo vistoso, con dos sets jugados de poder a poder, que hicieron las delicias del público, de nuevo de vuelta de forma numerosa a las gradas por el alivio de las restricciones impuestas por la pandemia.
Los 5.000 espectadores, un tercio del aforo de la Philippe Chatrier, devolvieron al torneo el sabor tradicional. Volvieron los «¡Vamos Rafa!», los cánticos, los aplausos, los murmullos y los «silence s’il vous plait» del árbitro. El partido ya no fue la misa nocturna de los últimos días o, en el mejor de los casos, el duelo apático con cuatro gatos.
Schwartzman puede consolarse en que se acercó un poco más a un rival al que solo ha derrotado una vez, el año pasado en Roma. Yorque descubrió que debajo de la piel de extraterrestre de Nadal existe un rival vulnerable.
Primer set perdido en dos años
El «Peque» arrancó el primer set a Nadal desde 2019, poniendo fin a una racha de 36 consecutivos victoriosos, a dos de su récord, 38, que también cortó Schwartzman en 2018, cuando el español estaba a tres de la mejor marca en el torneo, conseguida entre 1979 y 1981 por el sueco Bjorn Borg.
Fue el quinto set que le gana en doce duelos, en los que ha cedido 32. El numero 3 del mundo comenzó fuerte, muy seguro desde el fondo de la pista, sin dar espacio a los ataques de Schwartzman, que tardó en entrar en juego. El argentino, sin embargó, no entregó la piel fácil, pero la precisión del español le permitió apuntarse el primer parcial.