El buque Ángeles Alvariño continúa rastreando los fondos marinos. Los trabajos se centran este viernes en una zona fija localizada a tres km de la costa de Santa Cruz de Tenerife. El barco ha variado su posición respecto al jueves, cuando se peinó el perímetro en el que se encontraron las dos botellas de buceo pertenecientes a Tomás Gimeno a 1.500 metros de profundidad. Un área en forma de rectángulo de unos 500 por 350 metros.
Los investigadores mantienen la esperanza de que el sónar de barrido lateral detecte el cinturón de plomo con el que Gimeno pudo hundirse. El hallazgo de las dos botellas refuerzan la hipótesis de que podría encontrarse cerca el rastro de del presunto asesino de las niñas. Por ello no cesan los esfuerzos, tanto por parte de la tripulación del buque como de los efectivos de la Guarda Civil.
Beatriz, la madre de Anna y Olivia, ha decidido aplazar el funeral de las pequeñas previsto para la próxima semana a la espera de que la situación epidemiológica en la isla mejore. Un acto de despedida que será abierto al público.