Las dos personas de origen senegalés que ayudaron a Samuel Luiz tras la agresión que le provocó la muerte tendrán permiso de residencia y trabajo
Los dos senegaleses que intentaron ayudar a Samuel Luiz durante la agresión que acabó con su vida en A Coruña tendrán en «breve» permiso de residencia y trabajo, que el Gobierno les otorga por su implicación personal en los hechos y su colaboración con las autoridades en la investigación.
Según han explicado a Efe fuentes de la Secretaría de Estado de Migraciones, a los dos hombres senegaleses, Ibrahima Diack y Magatte Ndyae, se les concede un permiso de residencia y trabajo «de un año renovable», que el Ejecutivo puede autorizar «por razones excepcionales».
En cuanto que el ministerio tuvo constancia de la situación irregular de las dos personas que ayudaron a Samuel, se iniciaron los trámites. Este departamento «comenzó a articular las vías para su regularidad documental». Los dos hombres «contarán con su documentación rápidamente en las próximas semanas», señalan las fuentes.
La autorización de residencia y trabajo es por un año, aunque renovable
En el Reglamento de Extranjería existen resortes que permiten de forma excepcional proceder a regularizar la situación de una persona por circunstancias excepcionales. Entre ellas por «colaboración con autoridades públicas».
El secretario de Estado de Migraciones, Jesús Javier Perea, llamó por teléfono la semana pasada a los dos. Les agradeció su implicación personal en los hechos y su colaboración con las autoridades en el esclarecimiento de los hechos.
También para comunicarles que Migraciones ya había iniciado los trámites que harán que «en breve» cuenten con una autorización de residencia y trabajo de un año renovable, confirman desde Migraciones.
«Me parece reseñable que aun teniendo ese riesgo de ponerse en la diana por su situación de irregularidad administrativa no dudan y participan en un acto que no quiero vincularlo a retribución ni a actitud heroica, sino a un acto de humanidad, dignidad y civismo», ha dicho Perea en declaraciones a Antena 3.
Para el responsable de Migraciones, se trata de un «acto de justicia de quienes tienen todo para situarse al margen y decidieron dar un paso al frente para intentar evitar algo que no pudieron hacer desgraciadamente».
Ocurrido el crimen, las amigas de la víctima buscaron a Ibrahima y Magatte para agradecerles su valentía. Además comenzaron a reclamar que se regularizase su situación.
«Soy una persona normal, como todos, no soy ni mejor ni peor», le dijo Ibrahima a Jefferton Ferreira, un amigo del padre de Samuel que grabó el momento en que se encontró con sus amigas.
Ferreira ha indicado a Efe que estos dos senegaleses eran pescadores en su país. Cuando llegaron a A Coruña se han visto obligados a dedicarse a la venta ambulante al carecer de papeles.
Ibrahima tiene 35 años y lleva tres en España. Vive solo y por fin espera poder tener un trabajo legal, pues incluso le han llegado algunas ofertas.