Los volcanes en Canarias en los últimos siglos han dejado un paisaje que se ha convertido en un atractivo turístico
De la actividad volcánica en Canarias en los últimos siglos se puede decir, sin duda, que todo han sido ventajas. Lanzarote, por ejemplo, le debe a la erupción del Timanfaya la belleza y atractivo turístico de su paisaje. Por su parte, La Palma irrumpió de lleno en el mapa para la comunidad científica gracias al Teneguía.
Ya en 1492, Cristóbal Colón describía en su diario el paso de la lava en algún lugar sin especificar en la isla de Tenerife.
Entre los siglos XVI y XVII sucedieron tres erupciones en La Palma.
El siglo XVIII registró se produjeron cuatro. Un volcán en La Palma y tres en Tenerife, entre ellos el Chahorra, con más de tres meses de actividad y que este miércoles celebró su 223 aniversario.
A la erupción del Timanfaya, también en el mismo siglo, Lanzarote le debe la belleza de su paisaje, tras seis años de actividad.
Durante el siglo XX se hicieron se registraron otras tres erupciones, en la isla de Tenerife, el Chinyero; y en La Palma los volcanes de San Juan y el Teneguía, este último el más reciente, que fue seguido en directo por la población hace 50 años.
El volcán Tagoro erupcionó en el fondo del mar de El Hierro con su correspondiente atracción turística para la isla hace una década.