La sismicidad profunda localizada en las últimas horas en la zona de Fuencaliente, con terremotos de magnitudes de entre 3.3 y 3.4, indican un reajuste del reservorio a medida que el magma va saliendo en forma de lava, cenizas y piroclastos
El nuevo volcán de La Palma podría estarse realimentando de un reservorio de lava más profundo, como sucedió con el volcán submarino de El Hierro, apunta a Efe Carmen López, responsable de alerta volcánica del Instituto Geográfico Nacional (IGN).
López explica que la sismicidad profunda localizada en las últimas horas en la zona de Fuencaliente, con terremotos de magnitudes de entre 3.3 y 3.4, son indicativas de un reajuste del reservorio en la corteza a medida que el magma va saliendo en forma de lava, cenizas y piroclastos.
Puntualiza que estos temblores a profundidades de entre 11 y 14 kilómetros no son indicativos de esa realimentación. Se trata de un reajuste del sistema de reservorios y de «todo el estrés acumulado» asociado al proceso preeruptivo.
La erupción terminará cuando se iguale la presión exterior
Antes de la erupción, esa fuerte sismicidad dibujó la geometría de la intrusión del magma desde la corteza a la superficie y «guió» a los expertos a predecir dónde podría producirse la erupción.
Ahora, en esta nueva fase de alta sismicidad durante la erupción, el IGN baraja la posibilidad de que el reservorio más superficial se esté realimentando y que debajo de éste pueda haber otro más profundo.
López indica que este es un mecanismo para ajustar la salida del magma a la superficie, igual que las deformaciones del suelo, y añade que la erupción del nuevo volcán de La Palma concluirá cuando se iguale con la presión exterior y se acabe cerrando el cráter.
Esta experta considera que es «demasiado pronto» para prever un periodo de estabilización, pues «se necesitan más días de sismicidad» para completar el proceso de reajuste.
También advierte de que incluso cuando el volcán deje de escupir lava, se podrían seguir registrando fuertes seísmos en La Palma.
Sin certeza en los plazos
El comité científico que monitoriza in situ el volcán está analizando la sismicidad, así como las deformaciones de la superficie o las emisiones de dióxido de azufre; de momento «no hay datos concluyentes para estimar cuánto va a durar» la erupción.
El único dato del que disponen los expertos, que «no es científico» pero que puede «servir de guía», es la serie histórica de erupciones en La Palma en los últimos 500 años, seis en total.
La más corta duró 24 días, por lo que «aún es pronto» para prever el final, y la más larga, 84.
Tampoco saben los científicos cuánto podría durar la actual fase hawaiana, en la que el volcán emite lava más fluida y a mayor velocidad, en torno a los 300 metros por hora en la zona más próxima a la boca abierta en un flanco del cono principal, que mantiene un mecanismo estromboliano.
Carmen López entiende que esta fase efusiva se puede prolongar, como también volver el volcán a una fase de reposo, y recuerda que las anteriores erupciones en La Palma hubo también una fluctuación de intensidad.
Los científicos no han podido realizar una nueva estimación del material expulsado por el nuevo volcán de La Palma, que ayer ascendía a 46,3 millones de metros cúbicos, después del importante avance de las coladas hasta aproximarse a la montaña de Todoque.
La directora del IGN en Canarias, María José Blanco, aportó este martes el dato del volumen del cono volcánico principal: unos 10 millones de metros cúbicos.
Según la información recabada del vuelo de varios drones en la zona, el avance de la lava se ha ralentizado en las últimas horas, según apunta a Efe la responsable de alerta volcánica del IGN.