Si llegara la lluvia prevista podrían formarse los llamados lahares en el entorno del volcán de Cumbre Vieja
El meteorólogo de Meteored, José Miguel Viñas, ha advertido este miércoles de la creación de lahares en el oeste de La Palma. Sería debido a la lluvia que se espera para este jueves y el viernes en la isla y la acumulación de cenizas procedentes del volcán.
Este episodio de lluvias se mantendrá hasta el sábado e irá acompañado de vientos del oeste en zonas altas. Uno de los problemas causados por la ceniza, material piroclástico cuya dimensión es menor de 2 milímetros, es su acumulación. Así lo señala Lorenzo Pasqualini, geólogo de Meteored.
Cuando se amontona por ejemplo en los tejados de las edificaciones, su peso puede causar derrumbes, y por eso es importante removerla para evitar colapsos.
El barro podría afectar a desagües de los tejados
Si la ceniza volcánica se mezcla con el agua de lluvia, puede convertirse en un barro que obtura los desagües de los tejados y aumenta el peso en las estructuras edificadas, aumentando el riesgo de colapso.
Este barro puede obturar las alcantarillas, y aumentar los daños en las zonas afectadas por la lluvia de ceniza, causando inundaciones.
Un fenómeno más temible causado por la combinación entre lluvias y ceniza volcánica son los denominados lahares, comenta, una colada de barro que se produce en las laderas de un volcán, formada por materiales piroclásticos mezclados con agua que se mueven, atraídos por la fuerza de gravedad, hacia las zonas situadas en cotas más bajas.
Pendientes pronunciadas
Este tipo de coladas de barro suele producirse cuando hay mucha acumulación de materiales piroclásticos recién expulsados en un área montañosa con pendientes pronunciadas, y cuando hay tormentas muy violentas o derretimiento repentino de glaciares.
En las laderas de los volcanes este tipo de flujos puede alcanzar velocidades muy elevadas y destruir cualquier cosa en su recorrido.
Un «terrible ejemplo» de lahar es el del 1985 en Colombia, causado por el repentino derretimiento de un glaciar en la erupción del Nevado de Ruiz, señala Pasqualini.
En Italia, durante la erupción que sepultó Pompeya en el año 79 d.C., una colada de barro de este tipo sepultó la ciudad de Ercolano.
En el caso de la erupción de La Palma, indica, «es difícil que se produzca un fenómeno de tales dimensiones, porque no hay pendientes tan pronunciadas como en los casos mencionados aquí arriba, aún así, la ceniza mezclada con el agua puede producir pequeñas coladas y obturar las alcantarillas, creando inundaciones locales».