La Audiencia de Las Palmas ha condenado a 21 años de cárcel a Ángel M.C., el hombre que asesinó a su mujer mientras dormía en el barrio de La Matula, en Las Palmas de Gran Canaria, en 2018. Le ha retirado la patria potestad sobre el hijo que tenía con la víctima que aún es menor de edad.
Esta sentencia se ha dictado después de que un Jurado considerara probado que el procesado, Ángel M.C., apuñaló en el pecho a su esposa, después de que esta le comunicara su voluntad de separarse.
La autoría de los hechos ni siquiera se discutió en el juicio, porque el acusado los reconoció e, incluso, su defensa se mostró conforme con calificarlos como delito de asesinato.
Sin embargo, el magistrado Nicolás Acosta, que presidió la vista, analiza un par de circunstancias que se plantearon a última hora.
La primera es la posibilidad de que Ángel M.C. sufriera algún tipo de enajenación mental, una posible atenuante que su defensa ni siquiera invocó ante el tribunal, pero que el propio procesado planteó en su derecho a la última palabra, al alegar que debió de sufrir algún tipo de trastorno para matar a Soledad Álvarez.
La médico forense rechazó la enajenación mental
Al respecto, el magistrado subraya no solo no existe «la más mínima prueba» de que así ocurriera, sino que, además, la médico forense que le examinó rechazó esa posibilidad expresamente.
La segunda es si procede o no tener en cuenta su confesión de los hechos, aunque la defensa tampoco lo planteara como atenuante.
En este caso, el magistrado considera que «el reconocimiento expreso de su culpabilidad, incluso en el ejercicio del derecho a la última palabra, debe tener una cierta traducción en la fijación de la pena».
Y, de hecho, así lo pondera para dictar una condena de 21 años, ante unos hechos que podrían haberse castigado con hasta 25.
La sentencia condena, asimismo, a Ángel M.C. a pagar una indemnización de 150.000 euros a cada uno de sus dos hijos.