Las «ovejas bomberas» realizan un servicio público esencial: sirven de cortafuegos mientras se alimentan. El Cabildo de Gran Canaria paga a los ganaderos por esta labor
Sonia es biznieta, nieta e hija de ganaderos. Se enamoró de la profesión con tan sólo cuatro años. Sus 200 cabras y ovejas llevan más de una década «limpiando» un barranco que protege a un colegio de un posible incendio. Ahora, el Cabildo de Gran Canaria le paga por este servicio público esencial que llevan a cabo sus «ovejas bomberas«. «Me llega al corazón que pueda hacer un beneficio para la ciudadanía», asegura.
Didac Díaz, analista de incendios forestales del Cabildo insular, afirma que las ovejas «se comen» el problema. «Lo que hacen es que todo ese combustible, ese material que podría quemarse en verano, ellas se lo van comiendo en invierno y transformándolo en queso«, subraya. Añade además que se trata de una herramienta ecológica, eficaz y económica. «Hay otras, como contratar a una cuadrilla con desbrozadora, pero eso sale muy muy caro».
El proyecto ‘Gran Canaria Pastorea‘ cuenta con 3.000 hectáreas disponibles. Según los bomberos, es esencial para luchar contra los grandes incendios, que serán cada vez más habituales por el cambio climático.
Con todo, cada vez quedan menos pastores en la isla. Según Sonia, ella es la única en todo el municipio de Santa Brígida. «Te da tristeza. Si no hay agricultores y ganaderos, no sé de dónde vamos a sacar la comida».