Con la decisión, Meri Pita deja el grupo de Unidas Podemos que pasará a tener 33 escaños, ya que aún no se ha cubierto el de Alberto Rodríguez
La diputada de Unidas Podemos Meri Pita, crítica con la dirección de la formación morada, ha comunicado su intención de abandonar el grupo parlamentario confederal y pasarse al grupo Mixto, según han señalado fuentes parlamentarias.
Con esta decisión de la parlamentaria canaria, el espacio confederal pierde un escaño en el Congreso y de esta forma ahora contaría con 33, frente a los 35 con los que comenzó esta legislatura, dado que también permanece vacío el escaño que ocupaba el exdiputado canario Alberto Rodríguez, cuya vacante no se ha cubierto aún tras cinco meses de su salida de la Cámara Baja.
La diputada ha remitido una carta a los hasta ahora compañeros de grupo en la que comunica, después de un tiempo de «debates y reflexión sincera» en Canarias, la decisión de que el acta que le corresponde por la circunscripción de canarias abandone la disciplina del espacio confederal.
Apoyo de los cargos en las islas
De hecho, la carta no es individual y viene apoyada también por otros cargos en el archipiélago como el concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Las Palmas, Javier Doreste; la edil de distrito de Tamaraceite-Tenoya y San Lorenzo (Gran Canaria), Mercedes Sanz; la consejera del Cabildo de Gran Canarias, Conchi Monzón; el consejero del Cabildo de El Hierro, Armado Carballo y su homólogo en el cabildo de Fuerteventura, Andrés Briansó, entre otros cargos institucionales canarios.
Este grupo de dirigentes críticos con la deriva de Podemos tienen previsto el lunes realizar una comparecencia de prensa para explicar las razones que han llevado a dar este paso, que en la práctica deja a Unidas Podemos sin representación canaria en el Congreso.
Deriva orgánica
En este sentido, Pita explica que ha evaluado con «honestidad», «sinceridad» y «sin acritud» su determinación de dejar el grupo, afrontando «con valentía y sin miedos» este paso sin intención de «hacer sangre ni herir a nadie».
Pero a continuación expone que la «deriva orgánica» del espacio confederal «está ahí», con sus «individualidades, sus miserias, sus manipulaciones, su sectarismo, sus cobardías y, cada vez más, sus proyectos biográficos mucho más que políticos». Una dinámica que está «muy lejos» de los principios que trajeron a la formación morada a la política.
«Podemos no es en estos momentos una organización ni democrática ni mucho menos plurinacional», reprocha Pita para constatar que la «realidad» es que la dirección del grupo confederal ha seguido la «misma lógica» que Podemos como partido.
Y es que, a su juicio, igual que Podemos «se deshizo de la opinión de la gente con una dirección que se colocó al margen de todo el mundo y en función de sus propios intereses, la misma suerte ha corrido este grupo para sus diputados».
«Al fin y al cabo, no es de extrañar que coincidan las más de las personas que han renunciado al proyecto participativo que quiso ser Podemos», ha proseguido Pita a modo de reproche.
Caída electoral
También ahonda en que la «caída electoral» de la organización sitúa a Unidas Podemos en la «barrena de una profunda pendiente perdedora», en lugar de «afrontar una reflexión política sobre las heridas a suturar y la forma de revertir la debacle organizativa».
«No hemos encontrado otro asidero que el cálculo de las infinitas miserias, los ataques en busca del enemigo interno y los patéticos codazos por figurar en no se sabe que parrilla de salida, desatendiendo de forma imperdonable cualquier coherencia y cualquier responsabilidad con respecto a nuestro programa y nuestros compromisos con la ciudadanía en general y con nuestras y nuestros votantes en particular», razona Pita y los otros cargos que le respaldan.
También razonan que seguirán defendiendo al archipiélago desde el grupo Mixto, dado que no han ido a Madrid, dentro de una organización que se define como plurinacional, a «asentir, obedecer y aplaudir a una dirección que se habilita a sí misma para hablar en nombre de Canarias desde Madrid».
Y también proclaman que no se conforman «con acuerdos de mínimos que luego se publicitan como cambios de paradigmas» ni a «tapar la vergüenza de la claudicación» en materias como pensiones, vivienda, la derogación de la ‘Ley Mordaza’, el proyecto de Memoria Democrática o el «injustificable acuerdo en la renovación del Tribunal Constitucional».