Uno de los problemas importantes al que se enfrenta el continente es la falta de inversión financiera para la investigación y el desarrollo de las vacunas
La pandemia de la covid-19 cayó como una jarra de agua fría sobre África. Ésta se vio relegada a la cola del mundo a la hora de adquirir vacunas contra el coronavirus, poniendo en evidencia la necesidad para el continente de aumentar la producción local de estos fármacos.
El director de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de África, John Nkengasong, insiste en que “no puedes garantizar la seguridad sanitaria de tu gente importando el 99 % de tus vacunas”.
África recibe la inmensa mayoría de sus vacunas a través de mecanismos internacionales, principalmente la Alianza para las Vacunas (GAVI). Ésta se financia a través de las donaciones de gobiernos y fundaciones. Del mismo modo, pueden negociar precios asequibles con las farmacéuticas al encargar grandes cantidades de dosis.
África cuenta con un presupuesto bajo
“La razón de que África no haya sido un actor principal en el desarrollo de vacunas es que siempre nos hemos apoyado en otros para proporcionárnoslas”, explica el inmunólogo Dicky Akanmori.
Según Akanmori, asegura que los gobiernos coloniales nunca priorizaron el desarrollo del sector en el continente. Además, con el establecimiento de mecanismos como GAVI, África no necesitó impulsar su capacidad local.
Catherine Kyobutungi, directora del Centro Africano de Investigación sobre Población y Salud añade que “la producción de vacunas depende de muchos campos: la virología, la inmunología, la genética… Necesitas mucha inversión en todos ellos” e insiste en que el presupuesto para la investigación es muy bajo.
Producen el primer candidato vacunal anticovid
A mediados de 2021, el continente contaba únicamente con diez fabricantes de vacunas. Solo cuatro de ellos -en Senegal, Túnez, Argelia y Sudáfrica– contaba con capacidad para realizar el proceso entero y producir la sustancia necesaria para elaborar el fármaco.
Sin embargo, se han multiplicado los anuncios de nuevas iniciativas. Senegal y Ruanda junto con la farmacéutica alemana BioNtech firmaron un acuerdo el pasado octubre para producir vacunas. Asimismo, Moderna abrirá en Kenia su primera fábrica en el continente.
Junto a la OMS, MPP (Medicines Patent Pool) impulsó el centro de investigación en Sudáfrica sobre la tecnología de los ácidos ribonucleicos mensajeros (ARNm). La firma sudafricana Afrigen logró el pasado febrero desarrollar el primer candidato vacunal anticovid íntegramente africano.
Compromiso y Regulación
Sin embargo, Gore, director de la MMP, pide un compromiso de los gobiernos africanos para adquirir las dosis fabricadas localmente, aunque su coste pueda superar inicialmente el de las grandes farmacéuticas.
Otros obstáculos a los que se enfrenta el continente es la falta de organismos regulatorios efectivos que puedan aprobar el uso de los fármacos. Solo cuatro países –Nigeria, Tanzania, Ghana y Egipto– cuentan con el sello de la OMS.
La UA ha impulsado la Agencia Africana del Medicamento (AMA). Ésta cuenta con el apoyo de una treintena de países y se convertiría en una herramienta de regulación regional. Además, de contar con el Acuerdo de Libre Comercio Continental Africano (AfCFTA), que reducirá los aranceles sobre un 90 % de los productos.
Gore subraya que “la estrategia debe ser regional” y apuesta porque los países estén implicados en diferentes partes del proceso. Estos son: la obtención de materias primas -que ahora siguen proviniendo de los países de altos ingresos- hasta el llenado y envasado, pasando por la fabricación del fármaco.
La financiación, la infraestructura, el personal cualificado y la capacidad regulatoria son algunos de los obstáculos que enfrenta África para conseguir la meta establecida por la UA.