La nueva legislación específica que ha elaborado el Gobierno central para regular el estado de alarma “se ha convertido en el enemigo público número uno para todas las asesorías de España.
Estamos ante la tormenta perfecta, las normas salen con un espíritu, marcando lo que hay que hacer pero no cómo”, explica Orlando del Toro Vega, abogado laboralista, que asegura estar trabajando en “modo pánico”.
El pasado sábado,17 de marzo, cuando compareció el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para intentar explicar las nuevas normas aprobadas “y que nadie se quede atrás”, según lleva reiterando desde el inicio de la crisis del coronavirus, el whatsapp de colegas de este profesional, “empezó a echar fuego, 50 abogados, 300 mensajes y el pánico recorriéndonos a todos; teníamos la sensación de haber perdido el timón, de no saber cómo manejar esta situación, muchos de nosotros, después de más de 20 años de oficio”.
Por entrar en datos concretos, Orlando cifra en más de 20.000 los Ertes que ya se han presentado en Canarias, expedientes de de regulación temporal de empleos que hay que ir resolviendo ante una Administración que no está preparada para este tipo de avalanchas”.
“Con los funcionarios en teletrabajo”, continúa este profesional de la abogacía, “y con una infraestructura telemática que tampoco estaba pensada para este volumen de trabajo, intentas tramitar, por ejemplo, la presentación de la memoria que estás obligado a presentar para hacer uno de estos expedientes y el sistema, por la mañana te echa por sobrecarga de usuarios y si lo dejas para la madrugada, creyendo que así vas a estar tu solo, el sistema informático te dice que vuelvas a empezar”, donde las asesorías y despachos de abogados han tenido jornadas maratonianas de “más de 15 horas diarias en modo pánico”.
Orlando del Torno asegura que “todos hemos tenido la tentación de abandonar y que otros gestionen este caos pero la responsabilidad nos abruma, mandar a casa a miles de trabajadores o tener que tramitar el cierre de miles de empresas sin saber cómo se van a poder recuperar y sobrevivir, ha sido el sentimiento que ha prevalecido y por eso seguimos en la brecha”.
Los asesores laborales tienen claro que “hay empresas que se van a poder recuperar porque han estado haciendo las cosas bien y han sido un poco más previsoras, sin plantillas sobredimensionadas o con mucha y con más capacidad de adaptación, mientras que hay otras muchas que no van a poder moverse de donde están ahora y que no podrán superar este parón”.
Este profesional ve incertidumbre en algunos asuntos concretos de ayuda y medidas de apoyo a empresarios y trabajadores, “en la calle está circulando papel, no dinero y si esa cadena se rompe, la situación sería una catástrofe”.
Otro de los panoramas “que nos va a seguir obligando a trabajar a destajo será el momento de que abran los juzgados, la tonelada avalancha de pleitos que se van a tener que dirimir en torno a la conflictividad laboral es difícil de imaginar, así como en otras jurisdicciones como la mercantil, por concursos y reclamaciones de deuda, donde me imagino que van a tener que tomar medidas extraordinarias como por ejemplo reforzar juzgados con plantilla y jueces o habilitar el mes de agosto como hábil”, explica.
“Lo que está claro”, afirma rotundo este asesor legal, “es que hay muy pocos recursos para un trabajo ingente; a la Dirección General de Trabajo de la Consejería autonómica nadie le preguntó si era capaz de sacar adelante estas medidas que ha impuesto el Gobierno central; el portal digital no aguanta esta presión y las pymes, empresas y los autónomos, que son el principal tejido laboral en el Archipiélago tienen un horizonte muy incierto, ya que no sabe cómo va a terminar”.
Respecto al sector turístico, no es mucho más optimista. “Claro que volverá el turismo, no tengo dudas, pero cuándo y cómo, eso ya es otra historia. Aquellos hoteles que tengan una clientela fiel, seguro que se recuperarán mucho antes que aquellos enormes, con clientes muy diversos, que seguramente tendrán que esperar un poco más”.
“Somos un pueblo callejero”, define Orlando con humor, “así que en cuanto recuperemos la movilidad, saldremos todos y tiraremos del carro”, espera, “aunque no sé, en estos momentos, exactamente cómo lo vamos a hacer. Nos quedan muchos meses de durísimo trabajo, eso sí es seguro”.