El autor, Félix Francisco Casanova protagoniza, a título póstumo, esta importante cita de la literatura canaria
Santa Cruz de Tenerife acogió este lunes, 6 de marzo, el acto institucional del Día de Las Letras Canarias. Un encuentro que rindió homenaje al poeta palmero Félix Francisco Casanova.
La conmemoración del Día de las Letras Canarias tiene como objetivo reconocer y visibilizar la obra de aquellas figuras literarias que han resultado fundamentales en la construcción de la literatura y habla isleña.
Desde 2006, el Gobierno de Canarias ha instituido la celebración del Día de las Letras Canarias cada 21 de febrero. La elección de esta efeméride como fecha conmemorativa obedece a que ese mismo día del año 1813 tuvo lugar el fallecimiento de José de Viera y Clavijo, que constituye un claro exponente de las letras canarias
El acto institucional se celebró en el Espacio La Granja en Santa Cruz de Tenerife, con la asistencia del presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres. La palabra del joven escritor fue protagonista en este acto a través de actuaciones musicales e interpretaciones de algunos de sus textos más conocidos, como la novela ‘El don de Vorace’. Además, hubo espacio para el recuerdo del recientemente fallecido Alexis Ravelo.
Félix Francisco Casanova
Félix Francisco Casanova nació en Santa Cruz de la Palma en 1956. Hijo de la pianista Concepción Martín Díaz y el poeta y médico Félix Francisco Casanova de Ayala, el joven y su hermano José Bernardo crecieron en un entorno que les estimuló artísticamente e intelectualmente desde sus primeros años. Aquella casa donde se leía poesía, se tocaban instrumentos, se conversaba de literatura, recibía la visita de personalidades de la cultura isleña, y se estaba al tanto de las novedades musicales que llegaban a una España casi hermética.
Yeray Barroso, filólogo hispánico experto en su obra, apunta que su auténtica pasión fue la música, llegando a la literatura a través de la voluntad de escribir canciones. Su gusto por el rock psicodélico, por el jazz, el blues o la música clásica quedan evidenciados tanto en sus poemas como en sus diarios. Su personalidad del mundo le adquiere un prisma del mundo naturalmente lírico.
A los catorce años, la familia se traslada a Santa Cruz de Tenerife. Allí, crea junto con su inseparable amigo Ángel Mollá el Equipo Hovno, un grupo músico-literario en el que ellos, y otros jóvenes de Tenerife, componían canciones y poemas para un nuevo tiempo que parecía despedirse del franquismo. Canta y toca la guitarra, va al cine, explora sus primeros amores y se matricula en Filosofía y Letras, sección de Hispánicas, por la Universidad de La Laguna.
Premios literarios
El niño poeta entró ‘por la puerta grande’ de la literatura canaria a través de la publicación de sus textos poéticos y narrativos en periódicos como El Día o La Tarde. Pronto llegarían su victoria en distintos premios literarios. En 1973, a los diecisiete años, obtuvo con su libro “El invernadero” el principal premio de poesía de Canarias, el Julio Tovar. En 1974 ganó el Benito Pérez Armas de novela con la obra reeditada por Demipage, “El don de Vorace”, una ensoñación con un potente contenido filosófico que fantasea sobre la destrucción de las estructuras sociales como la familia o el estado durante el Carnaval, escrita en tan solo cincuenta días.
A pesar de su breve vida, la obra de Casanova evolucionó muy rápido en el tiempo. “Desde una poesía críptica y mucho más simbólica, a otra más nítida de imágenes impactantes, que evolucionaban según el conocimiento musical del joven también crecía”, apunta Barroso.
Un mes antes de su muerte ganó, con el poemario “Una maleta llena de hojas”, el Premio Matías Real organizado por el periódico La Tarde. Félix Francisco es también autor del diario “Yo hubiera o hubiese amado”, escrito en 1974 y publicado en 1983. Tras su fallecimiento, su padre se encargó de publicar ‘La memoria olvidada’ (1980), que reúne la mayor parte de los poemas de Casanova. Además de varias obras creadas en conjunto, entre las que destaca “Cuello de botella” (1976), creado a dos manos padre e hijo.
Muere en enero de 1976, a los diecinueve años, en el baño de su residencia de Santa Cruz de Tenerife a causa de un escape de gas.