Los combates, la mayoría en la capital sudanesa, son entre el ejército de Sudán y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido
Al menos 97 personas han fallecido en Sudán desde el estallido esta semana de los combates entre el Ejército sudanés y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido en la capital, Jartum, y otros puntos del país, según el Comité de Médicos Sudaneses.
Este organismo ha cifrado en 97 los muertos y 942 los heridos, registrando la mayoría de ellos en la capital sudanesa, según un comunicado compartido en su perfil de la red social Facebook.
Así, el Comité de Médicos del país ha vuelto a hacer un llamamiento para «detener esta guerra inmediatamente» y permitir «que se abran pasos seguros para evacuar» a las personas que se encuentran atrapadas y heridas.
La organización también ha advertido de que los hospitales e instalaciones sanitarias no son refugios militares. «Su violación es un crimen de lesa humanidad, valores y morales, y todos los tratados y pactos prohíben su violación», reza la misiva.
El Comité ha publicado este comunicado horas después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) cifrase en 83 los muertos y más de 1.100 los heridos desde el inicio de los enfrentamientos el jueves pasado. La OMS, que ha recordado a todas las partes del conflicto sus obligaciones en materia de Derecho Humanitario Internacional, ha indicado que está supervisando las necesidades en las ciudades afectadas para asegurar que los recursos se destinan a los lugares que más se necesitan.
Combates entre el ejército sudanés y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido
Las principales organizaciones civiles y partidos políticos de Sudán han reclamado al unísono durante el fin de semana no solo el fin de los combates entre el Ejército sudanés y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), sino también el final de la «militarización» que ha dominado «el espacio público» el país durante décadas. En particular, desde el derrocamiento hace cuatro años del dictador Omar al Bashir tras una revolución en la que los civiles fueron parte instrumental.
El país africano estaba gobernado antes del estallido de los combates por una junta liderada por el general Abdelfatá al Burhan que tenía como ‘número dos’ al cabecilla militar de las RSF, Mohamed Hamdan Dagalo, alias ‘Hemedti’. Las discrepancias entre ambos sobre la integración paramilitar en un futuro ejército unificado acabaron degenerando en este conflicto.