Reporteros Sin Fronteras destaca que las condiciones para el ejercicio de la libertad de prensa son adversas en siete de cada diez países del mundo
La organización no gubernamental Reporteros Sin Fronteras (RSF) ha alertado este miércoles de la «gran volatilidad» que atraviesa la libertad de prensa a nivel mundial. Ha incidido en que parte de esta situación se debe al impacto de lo que ha descrito como «la industria del engaño».
El secretario general de RSF, Christophe Deloire, ha destacado durante la presentación del informe anual de la organización que «la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa muestra una gran volatilidad, con subidas y bajadas importantes y con cambios inéditos, como por ejemplo la subida de 18 puestos de Brasil y la bajada de 31 de Senegal».
«Esta inestabilidad es producto de un recrudecimiento de la agresividad del poder en muchos países y de la creciente animadversión hacia los periodistas en las redes sociales y en el mundo no virtual. La volatilidad también obedece al auge de a industria del engaño, que da forma y distribuye la desinformación, al tiempo que proporciona herramientas para fabricarla», ha sostenido.
Situación muy grave en 31 países
Así, la clasificación –que evalúa las condiciones en las que se ejerce el periodismo en 180 países y territorios– recoge que la situación es «muy grave» en 31 países, «difícil» en 42 y «problemática» en 55, con una situación «buena» o «bastante buena» en otros 52.
De esta forma, las condiciones para el ejercicio del periodista son adversas en siete de cada diez países, con Vietnam, China y Corea del Norte cerrando una clasificación que encabezan Noruega, Irlanda, y Dinamarca.
RSF ha resaltado que la clasificación de este año «destaca los dramáticos efectos sobre la libertad de prensa de ‘la industria del engaño’ en el ecosistema digital», dado que en dos tercios de los países evaluados «la mayoría de los expertos (…) reseñan la implicación de actores políticos de sus países en campañas de desinformación masiva o de propaganda, de manera regular o sistemática».
«La diferencia entre lo verdadero y lo falso, lo real y lo artificial, los hechos y los artefactos se difumina, poniendo en peligro el derecho a la información. Capacidades de manipulación sin precedentes son utilizadas para debilitar a quienes encarnan el periodismo de calidad, al tiempo que debilitan el propio periodismo», ha apuntado la organización.
La inteligencia artificial sacude el universo mediático
En este sentido, ha hecho hincapié en que «el impresionante desarrollo de la inteligencia artificial generativa está sacudiendo el ya de por sí frágil universo mediático» y ha agregado que el propietario de Twitter, Elon Musk, «está llevando al extremo una lógica arbitraria y censitaria, demostrando que las plataformas digitales son auténticas arenas movedizas para el periodismo».
Por ello, ha aseverado que «el terreno está abonado para la expansión de la propaganda de Rusia», que figura en el puesto 164 tras sufrir una nueva caída de nueve puestos. «Mientras Moscú ha creado en tiempo récord un nuevo arsenal mediático para propagar el discurso del Kremlin en los territorios ocupados del sur de Ucrania, un bloque de silencio se ha abatido sobre los últimos medios rusos independientes, que han sido prohibidos, bloqueados y/o declarados ‘agentes extranjeros'», ha lamentado.
Además, Estados Unidos pierde tres puestos y cae al 45, una situación derivada en parte del asesinato de dos periodistas en 2022, mientras que Brasil asciende 18 puestos «debido a la marcha de Jair Bolsonaro, cuyo mandato estuvo marcado por una fuerte hostilidad contra los periodistas, y al regreso al poder de Lula da Silva, que ha prometido mejorar la situación».
Europa y América
El continente europeo continúa siendo «la región del mundo donde las condiciones para ejercer el periodismo son más favorables, especialmente en el seno de la Unión Europea», según RSF, que ha indicado que «no obstante, la situación en el continente es desigual».
En este sentido, ha reiterado que la guerra en Ucrania ha permitido al Kremlin «emprender su operación final de ‘limpieza’ del panorama mediático ruso», marcado por «la censura sistémica y el éxodo forzoso de los medios independientes rusos y, más tarde, de los extranjeros», lo que «ha abierto espacio para la difusión de propaganda coordinada por parte de los medios progubernamentales».
«En Ucrania (79), el aparato de propaganda del Kremlin se despliega a marchas forzadas con cada nueva conquista de territorio por parte de las fuerzas rusas: las cadenas de televisión sufren interferencias, los medios ucranianos son reemplazados y los periodistas locales, perseguidos», ha relatado la organización.
«En las zonas no invadidas, pese a la desorganización de las redacciones y a las dificultades inherentes a la cobertura de un país en guerra, y más allá de las trabas impuestas a la información, por lo general, proporcionales a la situación, los periodistas gozan de mayor libertad», ha especificado.
Además, ha denunciado que varios países europeos «han limitado el trabajo de los periodistas con el pretexto de la seguridad nacional», con Grecia (107) en el último puesto en la UE tras el escándalo de escuchas a periodistas por parte de los servicios secretos.
Respecto a la situación en América, RSF defiende que «la alternancia política ha beneficiado principalmente a los periodistas de dos países», en referencia a Brasil y Estados Unidos, donde la Administración de Joe Biden «muestra una actitud mucho más favorable hacia la prensa» que la del expresidente Donald Trump.
«La polarización y la inestabilidad institucional que afectan a varios países de la región fomentan la hostilidad y los recelos hacia los medios», ha destacado, antes de apuntar que «en los países donde el panorama político es menos inestable, la situación también ha empeorado». «El uso de la desinformación y la propaganda, casi siempre ligado a la violencia en las redes contra periodistas y medios, se está normalizando y es ya un elemento en toda regla de la estrategia de los líderes políticos, que refuerzan así su control sobre el discurso público», ha dicho.
Oriente Próximo y África
Sobre la situación en Oriente Próximo, ha señalado que la información «sigue sometida» ante la «asfixia por parte de regimenes autoritarios» y la «censura de milicias». «Irán (177) ha intensificado su represión y detenido a más de 70 periodistas» tras la muerte de Mahsa Amini, ha dicho, mientras que Arabia Saudí (170) se encuentra también en la parte baja de la clasificación.
Por otra parte, ha resaltado que «la desinformación no deja de cobrar amplitud en el África subsahariana» y ha manifestado que «la defensa y promoción del relato prorruso contribuye a una explosión de la desinformación y al desarrollo de un ecosistema de propaganda en todo el continente».
En el caso de Asia, «los regímenes de partido único son los que más reprimen el ejercicio del periodismo», con los casos de Corea del Norte (180), China (179) –descrita como «la mayor cárcel del mundo para los profesionales de los medios y los defensores de la libertad de prensa–, Vietnam (178) y Birmania (173) como ejemplos.
Además, ha señalado el caso de India (161) como «un régimen híbrido» en el que «toda la prensa de mayor audiencia está en manos de empresarios industriales próximos al primer ministro, Narendra Modi», quien cuenta también «con un ejército de defensores que persiguen cualquier información considerada crítica en Internet y lanzan terribles campañas de acoso».
En esta zona del mundo existe además una «especialidad regional» como los temas prohibidos o tabúes, incluido el «borrado del panorama mediático» de las periodistas en Afganistán por los talibán y situaciones como las de Brunéi, Tailandia y Bután, donde «los medios de comunicación saben que se la juegan si arremeten contra el soberano».