Hasta La Aldea (Gran Canaria) han llegado más de 10.000 personas para celebrar el Día del Charco e introducirse en la pequeña laguna para una pesca colectiva
La Aldea de San Nicolás recibió este lunes, a más de 10.000 personas a su acto grande, El Charco.
A partir de las cinco de la tarde, como marca la tradición, se lanzó el volador que invitaba a los asistentes a adentrarse en El Charco para pescar la Rica Lisa. Y es que los que pescaban la lisa más grande y la mayor cantidad obtenían premio.
El alcalde de La Aldea de San Nicolás, Víctor Hernández, prendió el volador con el que se daba el pistoletazo de salida. Hernández ha puesto en valor “el comportamiento de todos los aldeanos y aldeanas y visitantes para que un año más estas fiestas se hayan realizado sin ningún incidente”, y agradeció a todos los servicios de emergencia, seguridad y personal municipal la colaboración y el esfuerzo para que “todos los actos festivos se hayan desarrollado sin incidencia”.
Fiesta del Charco
El Día del Charco, comenzó desde las 09.00 horas con la concentración de la caminata y salida hacia El Charco. Además hubo baile en el Muelle con la Banda de Agaete y encuentro de parrandas y convivencia.
Lo que en la actualidad denominamos El Charco, constituye una pequeña laguna que se encuentra ocupando el centro de la desembocadura del Barranco de La Aldea, a escasos metros del mar y con una salida hacia el mismo, del que está separado por un frente de cantos rodados (callaos) marinos. La profundidad habitual del Charco no suele superar los 1,50 metros de altura y el fondo está formado por depósitos sedimentarios y cantos rodados procedentes del arrastre del barranco.
El Charco, y la fiesta popular asociada a este enclave, se han conformado como una muestra de la pervivencia de prácticas culturales prehispánicas, en concreto de la pesca mediante la técnica del «embarbascado». La misma consistía en el vertido del látex de determinadas plantas, como el cardón o la tabaiba, que produce un efecto sedante en los peces facilitando su captura.
Fiestas de raíces profundas que conforma una parte importante del patrimonio cultural y de la identidad como pueblo de La Aldea de San Nicolás. Su esencia radica en una jornada de convivencia familiar y vecinal a la orilla del mar que acaba con una pesca colectiva en el humedal del Charco, donde se mezclan todas las edades y se respiran ganas de divertirse en comunidad.