La salud mental se ha establecido a lo largo de los años como una de las principales áreas en las que mejorar personalmente. Te contamos cómo enfocar tus propósitos de Año Nuevo y mejorar en tu autocuidado
Aunque no siempre se cumplan, es un clásico aprovechar los últimos días del año para pensar en los propósitos que queremos alcanzar de cara al año nuevo. La mayoría de esas metas son hábitos de vida que quieren cambiarse, mejorarse o introducirse en la rutina. Además, con la creciente visibilización de la salud mental, son muchos los que se proponen prestarle más atención y cuidarla debidamente. Entre los objetivos relacionados con ella, cobran especial presencia, todos los relacionados con el autocuidado.
Pero, ¿qué es esto del autocuidado?
Aunque la propia palabra lo dice, muy pocos conocen lo que realmente quiere decir «autocuidarse». Dentro de esta palabra se incluyen todas las actividades que puedan mejorar o potenciar un óptimo estado de salud tanto física como mental y emocional. Según la OMS, se trata del principal recurso de salud en el sistema sanitario y comprende las actividades informales de salud y la toma de decisiones relacionadas con la misma por parte de los individuos».
De igual forma, UNICEF lo define como «una aproximación a la salud, en la cual la persona es responsable de llevar a cabo acciones individuales y/o colectivas que puedan fortalecer o reestablecer el estado de bienestar integral, así como prevenir enfermedades».
El selfcare
Así, actualmente, el concepto de ‘autocuidado’ o selfcare ha alcanzado una dimensión más extensa debido a las redes sociales. Son muchos los y las influencers que lo utilizan para referirse a rutinas de cuidados en los que se incluyen los faciales, o más conocidos como skincare (cuidado facial en inglés), corporales, de alimentación, de rutinas, de ejercicio y de todas las actividades que puedan mejorar el estado de salud físico y mental de cada uno. Esta tendencia deja entrever que la lista de autocuidados puede ser tan extensa o tan reducida como el individuo lo estime oportuno y puede incluir tantas actividades y tan diversas como personas hay en el mundo.
Estos son algunos consejos para alcanzar tus propósitos de Año Nuevo priorizando tu autocuidado
En lo que respecta a los propósitos de Año Nuevo, los expertos recomiendan una serie de pautas a tener en cuenta. Entre ellas, la importancia de no enfocarlo desde el punto de vista «año nuevo, vida nueva»; sino desde la introspección y el establecimiento de pequeños objetivos a corto plazo meditados, medibles y asumibles, que queramos y podamos mantener a lo largo de nuestra vida, no solamente en un periodo determinado.
En este sentido, el principal problema de los propósitos mal planteados suele ser el abandono de los mismos al poco tiempo de comenzar. Para evitar que esto ocurra, es importante seguir algunas pautas:
Objetivos meditados y a medida
Lo ideal es emplear un tiempo exclusivo para reflexionar sobre las cuestiones que queremos cambiar, mejorar o comenzar en Año Nuevo y evitar caer en los tópicos. Empezar a ir al gimnasio dos horas diarias está muy bien, pero no es para todo el mundo. Quizá en un caso particular, lo más beneficioso sea, por ejemplo, proponerse tener una vida más activa y dejar de usar el coche para todo.
Pequeños pasos a corto plazo
Los psicólogos recomiendan considerar los grandes objetivos desde un punto de vista más realista y minimalista. Así, sugieren dividirlos en pequeños propósitos que, poco a poco permitan alcanzar el objetivo final. Por ejemplo, un objetivo puede ser cambiar de trabajo. En este caso, podría subdividirse en otros más pequeños como mejorar el currículum, realizar una lista con las empresas en las que me gustaría trabajar o buscar los datos de contacto.
Propósitos medibles y asumibles
A nivel psicológico tiene mucho poder el marcar algo como «hecho». De ahí que haya muchos adictos a las listas y a tachar las tareas realizadas. Por eso, es muy importante que los objetivos que nos propongamos tengan un inicio y un final. Relacionándolo con el punto anterior, deberán ser ideas que puedan catalogarse como hechas o por hacer, sin puntos intermedios.
De igual forma, no valdrá de nada proponerse cosas que sabemos de antemano que no podremos realizar. Si no, lo más probable es que la situación acabe por crear impotencia, frustración e incluso pérdida de autoestima, una merma en el autoconcepto y el rechazo a uno mismo. Todo ello unido a pensamientos catastrofistas del tipo «no puedo hacerlo», «no soy capaz de hacerlo», etc.
Mejor pocos y concretos
En cuanto a la cantidad, lo mejor siempre será atender al refrán que reza «lo bueno, si breve, dos veces bueno». Y es que lo único que se consigue creando una lista interminable de propósitos es fatigarnos y crear en nuestro cerebro la sensación de que se trata de algo inabarcable. Lo mejor es ser muy concretos e ir poco a poco entendiendo que ya habrá tiempo durante el año de ampliar la lista a medida que se vayan alcanzando logros.
La clave, según los expertos, es la reflexión, la introspección y el realismo, de forma que los propósitos de Año Nuevo no se conviertan en un lastre sino en un trampolín para llegar a ser quienes queremos ser. Mejores, si cabe, que el año anterior.