Pedro Sánchez y Pere Aragonès han allanado el camino a un pacto entre ERC y PSC para investir a Salvador Illa si hay acuerdo sobre financiación
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente catalán en funciones, Pere Aragonès, han escenificado este miércoles la sintonía institucional por la que atraviesan sus relaciones y han allanado el camino a un pacto entre ERC y PSC para investir a Salvador Illa si hay acuerdo sobre financiación.
El Palau de la Generalitat ha sido el escenario del quinto encuentro entre Sánchez y Aragonès, el primero desde la aprobación de la ley de amnistía, en plena recta final de las negociaciones para la investidura de Salvador Illa, después de que ERC marcara finales de julio como límite para cerrar un acuerdo con el PSC.
Reunión paralela Bolaños-Vilagrà
La reunión entre ambos presidentes, que se ha prolongado cerca de una hora, mientras en paralelo se reunían también el ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, y la vicepresidenta del Govern, Laura Vilagrà, ha servido oficialmente para rubricar el traspaso de la gestión del Ingreso Mínimo Vital a la Generalitat, pero el encuentro ha dado más de sí.
En un comunicado conjunto posterior, ambas partes han dado pocos detalles sobre las cuestiones tratadas, más allá de resaltar el «clima cordial y de normalidad institucional», en el que los dos presidentes han repasado los últimos acuerdos alcanzados para «concretar y calendarizar» diversas transferencias y asuntos pendientes y se han comprometido a trabajar para «culminar su cumplimiento en beneficio de la ciudadanía de Cataluña».
Posteriormente, fuentes de la Generalitat han explicado que, durante la reunión, Aragonès ha defendido la necesidad de «acelerar el cumplimiento» de los acuerdos pendientes y ha hecho hincapié en que Cataluña debe dotarse de un sistema de financiación «singular».
Sánchez «debe moverse» para que Cataluña pueda tener «una financiación justa y propia»
En concreto, y a pocos días de que venza el plazo límite marcado por ERC para alcanzar un pacto para investir a Illa, Aragonès ha advertido a Sánchez de que «debe moverse» para que Cataluña pueda tener «una financiación justa y propia», que es la principal de las condiciones que los republicanos plantean a los socialistas.
Aragonès también ha remarcado que aún hay que culminar acuerdos como la condonación de 15.000 millones del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) o el proyecto para la instalación en Cataluña de un centro tecnológico de producción de chips (Innofab).
Fuentes del Gobierno han señalado que el Ejecutivo que preside Sánchez «siempre ha trabajado desde el respeto a la diversidad, a la lengua y a la cultura catalana, poniendo siempre como prioridad el avance en las cuestiones que preocupan a los ciudadanos y las ciudadanas catalanas en su día a día».
Conscientes de que las negociaciones discretas entre ERC y los socialistas aún no han terminado, Sánchez y Aragonès han delegado las explicaciones públicas del encuentro en el conseller de Derechos Sociales, Carles Campuzano, y la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, forjadores del pacto sobre el IMV.
Una semana de gestos
Tanto el traspaso del IMV como el clima de entendimiento y de cumplimiento de los acuerdos que ha rodeado la reunión entre Sánchez y Aragonès permiten pensar que republicanos y socialistas maduran un acuerdo para la investidura de Illa que puede llegar en los próximos días si pactan una nueva financiación, aunque la última palabra la tendrán las bases de ERC, que serán consultadas sobre el pacto.
La reunión de este miércoles venía precedida de otros gestos de aproximación, como el anuncio del pasado lunes sobre el traspaso de 1.520 millones en los próximos tres años a la Generalitat, 1.058 de ellos vinculados con Rodalies y 450 para I+D, partidas que responden al pacto PSOE-ERC del año pasado para la investidura de Sánchez.
Mientras tanto, Illa y el PSC mantienen la discreción de los últimos días, si bien Illa ha aprovechado la visita de Sánchez a Barcelona para comer con él, en el barrio del Raval, por espacio de dos horas aproximadamente, según han indicado fuentes del PSC