Entre 7.000 y 21.000 personas mueren por hambre al día en los conflictos. Según Oxfam, más 281 millones sufren hambre aguda en 54 países
El hambre provoca la muerte de entre 7.000 y 21.000 personas al día en los conflictos. El último informe de Oxfam Intermon, “Food Wars”, de los 54 analizados más de 281, 6 millones de personas padecen hambre aguda.
Coincidiendo con el “Día Mundial de la Alimentación” este estudio resalta que en los países afectados es donde se producen emigración forzosa, con más de 117 millones de personas afectadas por estos desplazamientos.
Alimentos como arma
Conflictos que causan hambre, pero también, se están utilizando los alimentos como objetivo de los ataques. El estudio, denuncia el bombardeo de infraestructuras alimentarias, hídricas y energéticas, y el bloque de la ayuda alimentaria.
La responsable de Seguridad Alimentaria y Económica de Oxfam Intermón, Emily Farr, señala, «en un mundo asolado por los conflictos, el hambre se ha convertido en un arma letal del que las partes hacen uso, contradiciendo las leyes internacionales y provocando un alarmante aumento de las muertes y el sufrimiento».
Ejemplos como el de Gaza, a casi medio millón de personas no llega el 83% de la ayuda alimentaria, y en Sudán, cerca de 800.000 personas, “se están muriendo de hambre debido a los efectos mortales de las guerras en los alimentos, que probablemente perdurarán a lo largo de generaciones».
En América Central
En 34 de los 54 países analizados existen una gran dependencia de la exportación de materias primas. Oxfam expone que el 95% de los ingresos de las exportaciones de Sudán proceden del oro y el ganado, y el 87% de los de Sudán del Sur, de productos pretrolíferos, y casi el 70% de los de Burundi, del café.
En cambio, en América Central, los conflictos han provocado el desplazamiento de la población.
Esta ong, alerta, «las tendencias liberales en materia económica generan mayor desigualdad y sufrimiento, y pueden llegar a reavivar los conflictos».
Para esta entidad, la explotación de estas materias primas suele generar más violencia, desigualdad, inestabilidad, y provocar nuevos conflictos. «También con demasiada frecuencia, las inversiones privadas a gran escala -tanto extranjeras como nacionales- han agravado la inestabilidad política y económica de estos países, donde los inversores se hacen con el control de la tierra y los recursos hídricos, obligando a la población a abandonar sus hogares».
Una situación crítica a la que se suman fenómenos climáticos como las sequías o las inundaciones en África Oriental y Sur. Sin olvidar, las consecuencias de la pandemia, y la guerra entre Rusia y Ucrania.