La Covid-19 ha golpeado en menor o mayor medida a toda la sociedad aunque hay colectivos que están sufriendo las consecuencias de forma mas dramática. Es el caso de los usuarios de los centros para personas con discapacidad severa. Ellos han tenido que adaptarse a una situación que en muchos casos no son capaces de entender.
La irrupción del coronavirus desbarató sus vidas y a día de hoy, no han recuperado la normalidad. Tras meses en casa, y con una PCR negativa, el 12 de julio el hijo de Inmaculada González volvió al centro.
Con el inicio del confinamiento, se había convertido en residente permanente, con derecho a una visita de 45 minutos semanales, cuando antes lo era solo de lunes a viernes, por lo que pasó el estado de alarma con su familia.
Inmaculada asegura que estos pacientes ahora están doblemente excluidos, » estamos estamos excluidos por nuestra enfermedad y ahora la covid nos excluye aun más». Además, no entienden porque a los internos se les impidan ir a sus casas durante el fin de semana, cuando el personal del centro, entra y sale cada día.
La Consejería de Asuntos Sociales explica que a medida que se ha ido normalizando la situación se han alargado los tiempos de visita de los familiares, y que cada centro es autónomo para organizar las actividades respetando siempre el protocolo sanitario establecido para proteger a los usuarios de posibles contagios.
El pasado viernes, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, anunció que será obligatorio hacer PCR a todos las personas que viven en residencias y también a los empleados que vuelvan de vacaciones, y se limitan las visitas a una por persona y de una duración máxima de una hora.
Estas fueron algunas de las medidas acordadas por unanimidad por el Gobierno y las comunidades autónomas en una reunión extraordinaria del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud celebrado este viernes.