Las soluciones tecnológicas desdibujan la frontera con la intimidad. Las empresas deben superar lo que se conoce como test de proporcionalidad.
La pandemia ha propiciado que se extienda la práctica del teletrabajo. Eso ha vuelto a poner sobre la mesa el debate sobre los mecanismos con los que cuentan las empresas para controlar la productividad y la asistencia, y dónde están los limites.
Son herramientas con las que la mayoría de los trabajadores ya convivíamos, pero con la irrupción del teletrabajo se han reinventado. Los más demandados son las aplicaciones móviles y los fichajes a través de una web. Se trata de soluciones tecnológicas que abarcan cada vez más, desdibujando la frontera con la intimidad.
En la actualidad, se puede monitorizar prácticamente todo, desde lo que el trabajador teclea, las aplicaciones que abre o cuánto tiempo está delante del ordenador. La barrera legal se construye principalmente en torno a un concepto: información. Cualquier herramienta de control que se implante en la empresa debe superar además lo que se conoce como test de proporcionalidad.