Los colectivos comparecen en el Parlamento canario y elevan la voz ante sus carencias
Representantes de las asociaciones de familias de adopción y acogida denunciaron hoy el abandono de las necesidades de los niños en desamparo por la administración canaria. La desatención y falta de apoyo a las familias que se implican con ellos son otras de sus quejas.
José Ignacio Pérez, presidente de la Asociación de Familias Adoptivas de Canarias, y Francisco Oliva, presidente de la Asociación de Familias Acogentes de Canarias, comparecieron en la comisión del Parlamento de Canarias que estudia la situación de la infancia y han coincidido en la falta de interés de la administración para dotar de medios a la Dirección General del Menor.
Oliva recordó a los diputados que él ya estuvo en el Parlamento hablando de lo mismo hace cuatro años. Entonces hubo lágrimas entre los políticos ante la realidad de los niños en desamparo, pero el hecho es que «se han perdido cuatro años».
Requerimiento
José Ignacio Pérez dijo que la respuesta de la administración es que «hacen lo que pueden con lo que tienen», algo «inadmisible» cuando lo que debería primar es el interés general del menor, y reclamó «un pacto autonómico para corregir las deficiencias».
«Les pedimos que se comprometan a generar un modelo estable, una estructura adecuada, recursos que se adecuen a las necesidades de los niños y las familias, también protocolos, de manera que haya criterios comunes», demandó.
Todas las demoras burocrática «dilatan un escenario muy traumático» para los niños en abandono, aumenta la «mochila» emocional que arrastran, hace más difícil la reparación del daño y aumenta la posibilidad de adopciones fallidas, alertó.
Verse en cafeterías
José Ignacio Pérez, que preside la Asociación de Familias Adoptivas de Canarias, que se ve obligada a reunirse en cafeterías porque ninguna administración les facilita un local, destacó que tanto las familias adoptivas como de acogida son «reparadoras» de daños psíquicos.
A falta de apoyo de la administración, son las asociaciones las que acompañan y orientan a las familias o tratan de formar a los docentes para que entiendan las especiales necesidades de los niños y niñas adoptados.
«No hay apoyos profesionales especializados a las familias adoptantes, ni información o asesoramiento postadoptivo, muchas familias se encuentran perdidas» ante los problemas que van surgiendo.
Y en el caso de los niños en familias de acogida, que recogen temporalmente a los menores a la espera de que puedan integrase con sus familias biológicas, con sus familias extensas o con familias adoptantes, ni siquiera tienen apoyo o preferencia para conseguir plazas, denunció Francisco Oliva.
Oliva explicó que en la función de estas familias es dar un entorno seguro a niños y niñas, son «autodidactas», ante la falta de implicación de la administración autonómica.
«Cuando un niño entra en protección hay un laberinto de organismos y administraciones, los casos pasan por departamentos variados y se adoptan decisiones parciales, nada es sistemático».
Reclamó «un plan de choque» para sacar de los centros a los menores susceptibles de estar en acogimiento, adopción o acogimiento permanente.
Más necesidades
El personal de acogimiento en la administración es escaso, se tardan meses en sustituir una baja o una jubilación, el acogimiento familiar aumenta al 3% y en centros al 13% «por la desidia del Gobierno de Canarias», lamentó.
«Nosotros prestamos nuestro tiempo y compartimos nuestro amor, estamos en el programa de acogida porque nos gusta, nos volcamos en reparar vidas, hemos aprendido solos a solucionar un problema, pero es la administración la que debe dar a esos niños la oportunidad de ser acogidos en una familia».
Afirmó que la administración nunca aparece, «solamente los pocos técnicos» de la Dirección General del Menor que creen en el programa.
La integración de estos menores en desamparo pasa por estar en escuelas infantiles o colegios, pero lejos de ser automática la asignación de plazas, muchas veces no existen para ellos, denunció, cuando la salud y la educación deben ser algo «automático».
Las familias de acogida somos «familias de urgencia, reparadoras, sabemos nuestra función y nuestros tiempos, luchamos contra la desidia de la administración» y «necesitamos» su respeto.
«No valen excusas de recortes o pandemias, nosotros seguimos aquí» con recortes y pandemias y «cada vez que viene un político nuevo tenemos que explicarles cuál es nuestro trabajo: prestar ayuda para sanar un menor y que pueda ir con su familia adoptiva o biológica», explicó