La Isleta viven una doble y contradictoria realidad: mientras, cada vez es más prohibitivo, hay una gran cantidad de viviendas cerradas, locales sin actividad y solares sin desarrollar
Las calles del histórico barrio de la Isleta viven una doble y contradictoria realidad. Por un lado, es cada vez más prohibitivo. Por otro, hay una gran cantidad de viviendas vacías o en estado de ruina y solares abandonados.
Un equipo de los Servicios Informativos de Televisión Canaria ha hecho una exhaustiva radiografía del barrio tras recorrer a pie sus 115 calles. En concreto hay 248 viviendas totalmente cerradas, tapiadas con cadenas o candados, 424 locales cerrados y casi 100 solares sin desarrollar.
La tristeza de los vecinos
Buscamos respuesta entre los vecinos. La Isleta fue siempre la casa de una gran familia, de gente solidaria, devotas de su virgen y amantes del mar. El barrio tiene una cara amable y colorida, pero también otra diferente protagonizada por el abandono actual de tantos inmuebles.
Algunos explican que esas casas son de vecinos que han fallecido cuyas familias las han heredado, mientras otros a su vez sienten tristeza por la situación del barrio.
Nuevas alternativas
Algunos inmuebles han experimentado un pequeño desarrollo. En algunos puntos del barrio han surgido pequeños hoteles urbanos o nuevas viviendas vacacionales cuya arquitectura moderniza la imagen del barrio.
Por otro lado, los cambios en el planeamiento han permitido ganar en altura y que crezcan edificios que acaban con la antigua fisonomía. Es renovarse o terminar de morir.
El tejido comercial también ha notado esta agonía. «¿Dónde están los indios? Eran los primeros que abrían, eran clientes nuestros fijos y se han tenido que marchar», se pregunta un vecino. Hace tres décadas eran multitud y hoy en día quedan vestigios de estas y otras colonias mercantiles. «Los barrios se están convirtiendo en zonas solitarias y con poco movimiento», explica otro vecino.
Conocer los planes del Ayuntamiento para la zona nos ha resultado imposible. Un entramado de calles, un enclave donde dominaron las fábricas, los cines y la lucha obrera, que, unido al resto de la isla por el istmo, quiere resucitar…