Se cumplen dos años del desprendimiento que sepultó parte de la carretera de Argaga. Desde entonces los vecinos solo pueden salir y entrar en barco
El 14 de noviembre de 2020 Wolfagan Dietrich se encontraba pescando en el muelle de Vueltas frente a la costa de Argaga. «Estaba pescando cuando me sorprendió el estruendo que causaba este desprendimiento», asegura Dietrich.
Dos años después, los vecinos de Argaga siguen aislados, como los padres de Marcos Sanderson, que llevan 50 años viviendo allí. «Mi padre tiene 80 y mi madre 81, y están viviendo ahora mismo en Argaga porque tienen toda su vida ahí y es difícil abandonarla. Hace varias semanas que no han podido venir al pueblo porque el mar está bastante fuerte y no pueden salir», explica Sanderson.
Durante este tiempo se han colocado puertas con candados, obstáculos de hormigón, y hasta se ha construido una escollera para evitar el acceso a Argaga a causa del riesgo de desprendimiento, pues las grietas son muy visibles en este talud. Sin embargo, los obstáculos no son tan insalvables y la playa ha tenido que ceder parte de la zona de baño por seguridad.