Bajo la mirada atenta del volcán, Manuel Villalba, asiste diariamente a su taller de Tacande
La otra cara del volcán son las personas que viven y trabajan a pocos kilómetros de él. No han sido desalojados, pero sufren la lluvia de cenizas y el ruido que se ha convertido en la sintonía diaria de sus vidas.
Bajo la mirada atenta del volcán, Manuel Villalba, asiste diariamente a su taller de Tacande. Desde el 19 de septiembre, su vida y su labor como artesano no ha vuelto a ser la misma.
Al igual que Manuel, Javier en su consulta de podología también está sufriendo las consecuencias de esta erupción. Difíciles condiciones que han mermado sus ingresos.
A la espera de que todo pase, contemplan expectantes este fenómeno de la naturaleza.
La elevación del terreno en las inmediaciones del centro eruptivo en Cumbre Vieja, de 10 centímetros en las últimas 24 horas, y las altas tasas de emisión de dióxido de azufre -40.800 toneladas según la última medición- presagian, sin embago, que hay volcán para rato en La Palma.
Un pronóstico, el del comité científico que monitoriza el día a día en la dorsal de Cumbre Vieja, que coincide con el 50 aniversario de la erupción del Teneguía, que duró 24 días, desde el 26 de octubre hasta el 18 de noviembre de 1971, y cuyas coladas ocuparon 276 hectáreas.