Un equipo multidisciplinar de la Universidad de La Laguna realiza una excavación arqueológica en la Cueva de los Cabezazos, en Tegueste. El objetivo es retomar las investigaciones arqueológicas en este yacimiento de Tenerife
El proyecto persigue aproximarse a la vida y muerte de la sociedad guanche y cuenta con financiación de la Dirección General de Patrimonio Cultural y la colaboración del Ayuntamiento de Tegueste. Abre nuevas líneas de investigación en Canarias, a la vez que aplica nuevas metodologías no implementadas con anterioridad.
La Cueva de los Cabezazos pertenece a un conjunto de cavidades naturales del Barranco del Agua de Dios en Tegueste. Fueron utilizadas por la sociedad aborigen como espacios funerarios y de habitación. Esta zona arqueológica es uno de los asentamientos guanches que más información ha aportado sobre la época preeuropea de Tenerife.
Se trata de un yacimiento “de referencia para la arqueología de la isla. Ha sido intervenido arqueológicamente en diversas ocasiones por su gran potencia estratigráfica y la abundante cantidad de materiales arqueológicos”, asegura Paloma Vidal, investigadora Juan de la Cierva y codirectora del proyecto.
Las primeras excavaciones que se llevaron a cabo en la Cueva de los Cabezazos fueron en los años setenta del siglo XX por Luis Diego Cuscoy y concluyó con una campaña dirigida por el Museo de la Naturaleza y la Arqueología de Tenerife en los años noventa.
Secuencia paleoambiental
El objetivo de reactivar las excavaciones en una de las principales áreas de ocupación del menceyato de Tegueste es la obtención de una secuencia paleoambiental completa. Esto va a permitir «estudiar cómo era el paisaje local y sus cambios por la acción antrópica a lo largo del tiempo”, aclara Vidal.
La recolección de madera, los procesos de deforestación o las actividades pastoriles desarrolladas por la sociedad guanche tuvieron un impacto en el medio que da información sobre la explotación y gestión de los recursos forestales.
La secuencia paloambiental será obtenida por primera vez en este yacimiento. Será a través de la combinación de distintas disciplinas como “el análisis de polen, de fotolitos, de semillas y frutos junto con el estudio de carbones”.
La conformación de un equipo multidisciplinar permite la aplicación de metodologías de gran resolución como “el análisis micromorfológico, análisis de tierras raras, análisis de lípidos, planimetría, escáner 3D de la cavidad y registro arqueológico digitalizado”, según explica Salva Pardo, investigador Ramón y Cajal y codirector del proyecto.
Algunos vestigios serán datados con Carbono 14
Con respecto a los materiales, se han recuperado vestigios de la cultura aborigen perteneciente a la industria lítica, restos arqueobotánicos, cerámica, ictiofauna, industria ósea y restos arqueozoológicos, entre otros.
Sin embargo, lo más interesante de esta campaña ha sido “la excavación de una estructura de combustión con una gran potencia de cenizas superpuesta. Esto va a posibilitar realizar una serie de muestreos para definir los distintos momentos de uso de la hoguera”, adelanta la arqueobotánica.
El hallazgo de materiales de distinta tipología permite también hacer un estudio comparativo con los restos arqueológicos recogidos en las intervenciones anteriores. Además se va a someter a algunos de los vestigios orgánicos a dataciones de Carbono 14 para obtener su cronología.
Participan varias universidades
El equipo de trabajo está formado principalmente por investigadores predoctorales y posdoctorales de la Universidad de La Laguna. También participan especialistas de otras instituciones académicas como la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, la Universidad de Valencia, la Universidad de Cambridge y la Universidad Autónoma de Barcelona.
El proyecto tiene también como objetivo la formación en arqueología del alumnado del Grado en Historia de la Universidad de La Laguna. Será tanto en la fase del trabajo de campo como durante el estudio de los materiales arqueológicos en el Laboratorio de Prehistoria del Departamento de Geografía e Historia.
En la excavación participan cinco estudiantes, entre ellas, Natalia Cairós y Aixa Rodríguez, alumnas de segundo curso del Grado en Historia. Asegura que “en la Universidad nos enseñan la teoría pero cuando llevas la arqueología a la práctica es increíble porque cada vez quieres aprender más”. Las jóvenes historiadoras compaginan esta actividad voluntaria con las clases pero “estamos muy agradecidas de que nos hayan dado esta oportunidad”.
Con la realización de estas nuevas analíticas, junto con la implementación de diversas disciplinas arqueobotánicas, el equipo de investigación promete obtener nuevos datos de gran resolución sobre el modo de vida guanche durante el periodo de ocupación de la Cueva de los Cabezazos.