No son consideradas víctimas de manera oficial, a pesar de que el colectivo LGTBI sufrió represión sexual durante el Franquismo. Las pruebas están en los testimonios y los archivos históricos
Académicos de España y víctimas sacan a la luz esta realidad de la represión sexual en el franquismo. Las víctimas ponen en común sus investigaciones en las Jornadas de Memoria Histórica de la Disidencia Sexogenérica que se celebran en Las Palmas de Gran Canaria, entre el jueves 17 y el viernes 18.
Tania Navarro tenía solo tenía 7 años la primera vez que fue encerrada en un reformatorio por su condición sexual y de género. Pasó por varias cárceles, también en Canarias. Llegó a estar 40 días cerrada en una celda de metro y medio. Además, recibía palizas y violaciones habitualmente en las cárceles franquistas.
«La primera noche me violaron cinco personas, y con una cuchara con el mango afilado me lo pusieron en el cuello… Uno de ellos se metía bastante conmigo, una vez me dio una paliza», señala Navarro, autora de ‘La Infancia de una Transexual en la Dictadura’.
El director general de Diversidad del Gobierno de Canarias, Víctor Manuel Ramírez Pérez, explica que «en Canarias la represión fue al mismo nivel que en el Estado, en el año 54 la ley de maleantes se modifica y se incluye la homosexualidad. En ese mismo año se crea la colonia agrícola penitenciaria, eso significó un auge».
Las lesbianas y bisexuales no ingresaban en prisión, se trataba de una manera de invisibilizar aún más a las mujeres. «Teníamos que estar bajo el yugo o bien del padre, del hermano, del director espiritual, psiquiátricos… Las lobotomías estaban a la orden del día. Tantas y tantas aberraciones…», asegura Boti Garcia Rodrigo, la directora general de Diversidad sexual y derechos LGTBI del Gobierno de España
La persecución continuó durante los primeros años de la Democracia a través del delito de Escándalo Público, derogado en 1988.