Es un enclave natural único que conserva todavía la naturaleza virgen en el nordeste de Tenerife
Es el caso de la playa de Benijo en Santa Cruz de Tenerife. Un enclave natural único que conserva todavía la naturaleza virgen. Impresionante desde la carretera que conduce a ella como desde la misma playa.
La arena negra preside este rincón natural ubicado en el municipio de Tenerife. Custodiada por los roques de Benijo y La Rapadura se encuentra la playa de Benijo. El paisaje de rocas volcánicas convierten a este lugar en una playa única.
Son dos roques monolíticos plantados en mitad del océano y en buen estado de conservación que sólo son accesibles por mar. Ambas formaciones constituyen uno de los sistemas ecológicos más característicos de Canarias, destacando por gran su interés científico, geológico, geomorfológico y paisajístico.
Apartada de los núcleos poblacionales y sin servicios básicos, es naturaleza en estado puro. Más de trescientos metros de playa, en las que también hay varias zonas para quienes practican el nudismo.
Y si hay una imagen que destaca en esta playa, es la que causa el atardecer en esta zona de la isla. Los destellos dorados y anaranjados del sol combinan con el negro de la arena, provocando uno de los atardeceres más fotografiados y grabados de la isla.
La única forma de llegar hasta la playa de Benijo es en coche, por la carretera TF-134. También hay transporte público que lleva hasta la zona. Sí que hay que avisar que el coche se deja en un aparcamiento y para llegar hasta la playa es un trayecto de unos quince minutos lleno de escalones.
Una playa solitaria dentro del Parque Rural de Anaga, en el nordeste de la isla, en donde el mar puede batir con fuerza. Estar tumbado en la playa ofrece unas vistas espectaculares del Atlántico y de un macizo que destaca por su difícil orografía y rocas de formas únicas erosionadas con el paso del tiempo.