2021 nos deja una dolorosa lista de despedidas. Dejamos atrás el año de las vacunas, el de la erupción volcánica y el que empezó con el asalto al Capitolio, en Estados Unidos. Algunos países, como Australia o Nueva Zelanda, han brindado ya por un nuevo año mejor
Este 31 de diciembre despedimos un año que empezaba con la atención en Washington (EEUU) y termina con una erupción que ha mantenido en vilo a todo el país. Donald Trump debía dejar la Presidencia de Estados Unidos para que Joe Biden la asumiera tras haber ganado las elecciones. Un grupo de rebeldes entró por la fuerza en el Capitolio provocando disturbios que terminaron con un fallecido. Con este inicio se auguraba un 2021 convulso, y no defraudó.
En estos últimos 365 días han llegado las vacunas contra la COVID 19, hemos pasado de no saber si serían una o dos dosis las necesarias a incluir una tercera de refuerzo. El virus mutó varias veces, ahora predomina la variante ómicron, más contagiosa que nunca pero parece menos letal.
La letalidad sigue siendo enorme por parte del océano que se queda con las vidas de muchos migrantes que llegan a Canarias en su viaje por escapar de guerras y de miseria. Un drama que no es propio de 2021. Tiene décadas de existencia y, esta vez, no hay vacuna en el horizonte.
Un horizonte que fue de color rojo desde agosto y hasta hace sólo unos días. El volcán de La Palma marcó este 2021 y deja para 2022 el propósito de que todos los afectados puedan recuperar una vida lo más cercana posible la normalidad prevolcánica.
Hoy queda atrás un año raro. Algunos, en Australia y Nueva Zelanda, por ejemplo, ya lo ven desde el retrovisor. Ya sea con 12 uvas, con lentejas como en Italia, con 108 campanadas como en Japón o con el ritual que se quiera, cerramos este libro y abrimos otro que, ojalá, tenga un final más feliz que el que acabamos de terminar.