Martina es una niña de cuatro años de Gran Canaria que tiene Trastorno del Espectro Autista (TEA). Sus padres han iniciado una campaña en redes sociales con el objetivo de visibilizar el trastorno y recaudar fondos para pagar una terapia con perros de asistencia
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) afecta al 1% de la población. Una cifra que se estima en siete millones de personas en Europa, 450.000 en España y aproximadamente 20.000 en Canarias. Se trata de un trastorno de origen neurobiológico que afecta al funcionamiento cerebral y ocasiona dificultades en la comunicación y la flexibilidad conductual y de pensamiento.
Martina es una niña de cuatro años de Gran Canaria que tiene TEA. Sus padres han iniciado una campaña en redes sociales para conseguirle un perro de asistencia como parte de ayuda a su desarrollo. Su madre, Elena Fleitas, aclara que «el autismo no es una enfermedad, sino un trastorno», que en el caso de Martina, es de nivel uno.
Según su padre, Vincent Bosch, Martina no convive con un «TEA que la desconecte de la vida todo el rato». Aunque, dice, «si es verdad que desconecta, muchas veces se puede hablar con ella y puedes entenderla». Sin embargo, admite que «le cuesta psicomotrizmente, le cuesta hablar y aunque habla mucho, lo que dice no es funcional».
Martina ha recibido terapia casi permanente desde que se le detectó el trastorno hace dos años. Sus padres han elegido una terapia, explica Elena Fleitas, «algo más respetuosa con las familias, que incluya los intereses de la niña, y no es conductual». «Nosotros en casa estamos siempre jugando con ella de forma que le estemos enseñando», añade.
Por otro lado, la Asociación DogPoint trabaja con niños autistas adiestrando perros que los ayudan en su vida diaria. Su directora técnica, Olivia de Matteis, asegura que «esta asistencia para niños con TEA, tiene fundamentalmente la finalidad de mejorar la seguridad, sobre todo en la calle». No obstante, dice, «también reducen las conductas como las crisis y las autolesiones».
A este respecto, Vincent Bosch, afirma que «eso a Martina la tranquilizaría» porque «cuando va a conocer a una persona nueva o cuando ve a alguien fuera de su contexto habitual, por ejemplo, a una profesora en el parque, o gente que no espera, como un repartidor, se pone nerviosa».
Proceso largo y costoso
Sin embargo, el proceso es largo y costoso, por lo que han optado por realizar una campaña en redes sociales con dos claros objetivos. En palabras de su madre, «cuanta más visibilización se haga y cuanta más información tenga la sociedad, más comprensión vamos a tener». Además, cree que «en Canarias, no hay ninguna asociación que adiestre perros especializados en autismo». En este sentido, considera que «los beneficios son tan grandes que ayudaría a muchísimas familias».
Por su parte, Olivia de Matteis explica que normalmente tratan de «recaudar fondos para que las familias no paguen nada por lo que hacemos. Todo el trabajo, que son diez años de proyecto, son gracias a la financiación, al crowdfunding o donaciones.»
Los fondos recaudados no serán únicamente para Martina, sino que también pretenden ayudar a que otros niños superen las barreras que el TEA les impone cada día.