Empresarios y comerciantes consideran muy difícil poner las medidas en marcha. Los restaurantes y las cocinas, por ejemplo, deben funcionar con un sistema eficiente de refrigeración, especialmente en verano
El paquete de medidas de ahorro energético aprobado este lunes propone que edificios administrativos, espacios comerciales así como estaciones de autobús, tren y aeropuertos, entre otros, ajusten sus termostatos para que no queden por debajo de los 27 grados en verano ni superen los 19 grados en invierno.
Asimismo, se deberán apagar las luces de los escaparates a partir de las 22:00 horas y la iluminación de los espacios públicos cuando no estén en uso, al tiempo que tendrán que tener sus puertas cerradas cuando dispongan de sistemas de calefacción o refrigeración en funcionamiento.
Las medidas estarán vigentes hasta el 1 de noviembre de 2023 y tendrán que ser puestas en funcionamiento en los siete días siguientes a su publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE).
Desigual acogida entre los ciudadanos
Empresarios y comerciantes consideran las medidas muy difíciles de poner en práctica. En este sentido, señalan que instalaciones como restaurantes y cocinas, por ejemplo, deben funcionar con un sistema eficiente de refrigeración, especialmente en verano.
En el caso de las luces de comercios y escaparates, los comerciantes aseguran que mermará el consumo al minimizar el efecto llamada de los establecimientos.
Madrid no aplicará las medidas
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se ha rebelado contra el plan de ahorro energético aprobado por el Gobierno, que prevé medidas urgentes para reducir el consumo de energía en edificios públicos y establecimientos comerciales, y ha advertido de que no lo aplicará.
«Madrid no se apaga», ha avisado Díaz Ayuso en las redes sociales en respuesta al decreto ley para la eficiencia y el ahorro energético acordado este lunes por el Consejo de Ministros.
La presidenta madrileña ha explicado que no aplicará el plan diseñado por el Gobierno porque considera que «genera inseguridad y espanta el turismo y el consumo».
Además, cree que «provoca oscuridad, pobreza tristeza, mientras el Gobierno tapa la pregunta: ¿qué ahorro se va a aplicar a sí mismo?».