Jean Soubestre, colaborador de Involcan, participa en el equipo encargado de detectar señales precursoras de la erupción del Ontake, en Japón
Un equipo científico compuesto por ingestigadores europeos y japoneses, en el que participa Jean Soubestre, colaborador del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), ha participado en un trabajo que ha permitido detectar señales precursoras de la erupción del Ontake en 2014, el mayor desastre volcánico de este siglo en Japón.
Este equipo ha realizado nuevos análisis aprovechando los registros sísmicos continuos que han permitido descubrir una secuencia intrigante de cambios de tensión volumétrica y velocidad sísmica que comenzaron 5 meses antes de la erupción, que se cobró la vida de medio millar de excursionistas.
Los resultados de la investigación se han publicado recientemente en Nature Communications, según informa el Cabildo de Tenerife en un comunicado.
Erupción en 2014
La erupción de 2014 del Ontake en Japón puso en evidencia la dificultad de los sistemas de alerta temprana ante pequeñas erupciones no magmáticas. En un país óptimamente equipado para enfrentar desastres naturales, esta erupción cobró la vida de más de 50 excursionistas, convirtiéndose en el peor desastre volcánico en Japón en casi un siglo.
Estas erupciones, denominadas freáticas, no liberan material juvenil, pero se encuentran entre las más difíciles de pronosticar, por lo que representan un riesgo potencial.
A pesar de su frecuente ocurrencia, este tipo de erupciones siguen siendo poco conocidas y, recientemente, han causado pérdidas de vidas humanas, «como así ocurrió con la erupción de 2019 de White Island en Nueva Zelanda, donde fallecieron más de 20 personas», señala el Cabildo en la nota.
Por lo tanto, es fundamental investigar mejor este tipo de erupciones volcánicas integrando nuevas metodologías para comprender completamente los procesos preparatorios en juego y mejorar la capacidad científica para pronosticar este tipo de erupciones.
Enfoques novedosos
Los autores de este trabajo han utilizado varios enfoques novedosos, como la distribución de autovalores de la matriz de covarianza y modelos de aprendizaje profundo de vanguardia.
Atribuyeron dicho patrón de velocidad como reflejo de condiciones de tensión crítica en las partes superiores del volcán. Estas, a su vez, desencadenaron más tarde deformaciones detectables y terremotos.
Los resultados obtenidos arrojan luz sobre el papel de los fluidos presurizados no detectados anteriormente utilizando estaciones ubicadas sobre el sistema volcánico-hidrotermal reflejando su gran potencial para la monitorización volcánica.