El asesinato ocurrió en junio de 2009 pero el cadáver de la ex pareja del asesino fue hallado en 2016 en el Barranco de Santos. Allí el acusado había escondido una bolsa donde ocultó los restos de la mujer
El Tribunal Superior de Justicia de Canarias ha ratificado la condena a 20 años y un día de cárcel para José Antonio L.A. por ser el asesino de su expareja. La mató en 2009 en la Pensión Padrón de la capital tinerfeña. Fue un año antes de asesinar a otro hombre en el mismo lugar y por cuya muerte cumple actualmente 17 años y medio de condena.
El alto tribunal canario ha desestimado el recurso presentado contra la sentencia dictada por la Audiencia de Santa Cruz de Tenerife,. Después de que un jurado encontrara culpable a José Antonio L.A.. Fue condenado por un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento, con la circunstancia agravante de parentesco y la atenuante de confesión.
La defensa del procesado alegaba falta de motivación del veredicto del jurado y de la sentencia y aplicación indebida de varios artículos del Código Penal. Al apreciar alevosía y ensañamiento en la actitud de su cliente, e infracción de la Ley de enjuiciamiento criminal en cuanto a la determinación de la prueba.
Argumentos todos que han sido desestimados por la Sala de lo Penal del Tribunal Superior de Canarias.
Los hechos ocurrieron en junio de 2009
Los hechos ocurrieron en junio de 2009 pero el cadáver de la mujer, Adoración V.R., fue hallado en 2016 en el barranco Santos. Allí el acusado había escondido una bolsa donde ocultó los restos de la mujer.
En agosto de 2010 fue hallado en la habitación que ocupaba en esa pensión, y entre dos colchones, el cuerpo de un exmilitar al que había matado hacía ocho meses.
Ya en la primera sesión del juicio, el encausado confesó el crimen. Dijo que mató a la mujer a golpes, tras lo cual metió el cadáver en un macuto que tiró al barranco de Santos.
El cadáver se encontró siete años después, cuando las lluvias movieron las tierras y quedó a la vista de unos paseantes, y lo que llevó a su reconocimiento fueron las gotas de sangre que se encontraron en el cabecero de la habitación 306.
La desaparición de la Adoración fue denunciada en 2012, tres años después, por una de sus hijas, pero no fue hasta 2016, siete años después del crimen, cuando encontraron el cadáver.
Además de los 20 años de cárcel, José Antonio L.A. también fue condenado a indemnizar con 100.000 euros a cada uno de los tres hijos de su víctima, con la que mantenía una relación sentimental.