La industria conservera de Lanzarote llegó a jugar un importante papel en la economía isleña y fue la puerta que permitió a cientos de mujeres incorporarse al mercado laboral. De ello, hemos hablado en la sección de igualdad de Buenos Días Canarias. La invitada ha sido la doctora en Antropología Gloria Cabrera, que lleva años investigando sobre las poblaciones pesqueras de las islas.
En Lanzarote llegó a haber hasta cinco factorías que se convirtieron en un negocio floreciente. Aún no se sabe la cifra completa de mujeres que pudieron trabajar. Es una investigación que -de hecho- está todavía en curso. Esta experta sí que tiene claro que esta «industria fue el verdadero motor económico de la isla entre los años 75 y 85″, lo que permitió el despegue de la isla tras una etapa de pobreza.
Cabrera ha afirmado que muchas de estas mujeres fueron el sustento para sus familias. De hecho, se calcula que el 70% de la economía de la isla en los años 80 aún dependía del sector pesquero. Por un lado, estaban los hombres que faenaban en el entonces llamado banco pesquero canario sahariano y por otro, ellas, las mujeres que quedaban en la isla y que trabajaban en el procesado de esas capturas.
El trabajo asalariado femenino, mal considerado
Ana Flor Bermúdez y Ana Betancor son dos de esas mujeres que trabajaron en fábricas como la Rocar, Agramar o Garavilla, entre otras. En el caso de Ana Flor, llegó desde Cádiz porque no había suficiente mano de obra. En algún momento, reconoce que sufrió cierto rechazo al llegar desde fuera y porque el trabajo de las mujeres fuera del ámbito doméstico aún estaba mal visto. Sin embargo, como reconoce, todo cambió cuando empezaron a recibir los salarios.
Asegura que «esos años fueron muy prósperos en Lanzarote», pero afirma que muchas familias no veían bien que mujeres y hombres compartieran espacios. Ana Betancor, que fue empleada en Ojeda, empezó con 14 años a trabajar y se fue en el año 1988. Dejó el negocio cuando ya veía que éste empezaba a decaer y se fue al sector turístico. Asegura que «nada fue igual desde entonces». En su opinión, «la materia prima de las fábricas eran las sardinas y las mujeres». Iban familias completas y se generaba un ambiente laboral del que nunca más volvió a disfrutar.
Homenaje y escultura
Este colectivo de mujeres de las conserveras recibió un homenaje del Cabildo Insular de Lanzarote con motivo del 8 de marzo. Se continúa trabajando para recuperar sus narrativas y, próximamente, una escultura de Cinthia Machín que se instalará el próximo mes de mayo.